sábado, junio 25, 2005

"Cuántas cosas hemos visto..."


Campanadas a medianoche/Falstaff (1965), de Orson Welles.

Siendo uno de los films menos afamados de Welles (en buena parte debido a las vicisitudes económicas y espaciales que sufrió el rodaje), Falstaff es un film que demuestra una vez más la increible habilidad del genio, tanto como director, actor, guionista, adaptador (nada más y nada menos que tres obras de Shakespeare son singularmente sintetizadas, pero Welles decide elevar como protagonista absoluto al simpático secundario Jack Falstaff) y "disfrazador". Porque, no se le puede llamar de otra manera que disfrazar a las maneras efectivas y elocuentes con las que este grande logra disimular las deficiencias monetarias que sufría. Sólo disponían de cinco días para grabar con Jeanne Moreau, diez para rodar con John Gielguld y siete para hacer de la Catedral de Soria el palacio de intrigas, ecos y discursos de Enrique IV. Dios sabe cómo, Welles supo desenvolverse en todo esto, y además, rodar una grandiosa e inolvidable batalla donde la pericia técnica aplasta la pobreza de medios, donde un prodigioso montaje la transforma en una escena mucho más digna que tantas de las aclamadas y efectistas batallas del cine actual.
Falstaff, si no fuera por la existencia de una cámara y sus inequívocos encuadres, sería nada más y nada menos que una obra de teatro. A ello nos remiten los diálogos, los actores, el limitado espacio en que se desarrolla la película (Principalmente el castillo y la taberna).
Campanadas a medianoche es el eterno retorno de Welles a sus temas predilectos : la amistad, el paso del tiempo, la ambición, la traición, la responsabilidad ; pero tratados (me atrevo a decirlo, sí) con más madurez que en películas sacralizadas como lo son Ciudadano Kane o El cuarto mandamiento.
El protagonista absoluto de la función es Jack Falstaff (infalible Orson Welles), un hidalgo que dedica sus días a hacer el pillo y vaguear, bebe, fornica, roba, engaña... pero por encima de todas esas actitudes está su amistad hacia el príncipe de Gales, pupilo de sus trastadas. Jack es un gordo bonachón, un simpático haragán, que hace de la vida un compendio de necesidades inmediatas que ha de llenar de la forma que sea, robando o pidiendo eternos préstamos. Falstaff es la espontaneidad, el espíritu dionisíaco, el afán de placer por encima de cualquir otra necesidad. En la taberna le vemos hacer reír a un inmenso público, beber desenfrenadamente ante los gritos desesperadamente ante los gritos de la tabernera (Margaret Rutherford) a quien le debe cada vez más dinero, contar falsas aventuras y tomar el pelo.
Luego, está su eterno compañero. El príncipe de Gales es un chico afeminado, alocado, que sigue a Falstaff en sus correrías, que le engaña y bromea con él. Jack cree en la eterna amistad del joven, aún cuando este sea llamado a ocupar su lugar en el trono. Ingenuo, Falstaff, no logra comprender esos dos avisos que le hace seriamente el príncipe : en uno de ellos le dice que las fiestas serían tan aburridas como el trabajo si no fueran escasas, y que él las disfrutará como una etapa, pero que luego, las deberá abandonar, pues con el tamaño de sus faltas, cuando sea un rey bondadoso, "más grande será su sombra".
Mientras tanto, el palacio de Enrique IV es todo lo contrario. No hay lugar para la espontaneidad, los diálogos jocosos de la taberna son cambiados por discursos patéticos, el desenfreno por recato y discreción. Es un lugar lleno de voces lastimeras que llenan de ecos el palacio, de un rey que llora la irresponsabilidad de su hijo.
La película, como digo, casi una obra de teatro, es partida en dos por una escena bélica : la maravillosa batalla antes comentada. Un combate en un bosque brumoso, que acontece por culpa de la necedad de un rey y el afán de intrigar de un noble, y que llena los campos de sangre y deshace las vidas humanas a decenas por segundo. Esta crudeza contrasta e incluso se redime mínimamente por los divertidos episodios que le acontecen a nuestro fofo protagonista, que permanece escondido la mitad de la batalla y la otra mitad se hace el muerto, para finalmente adjudicarse la muerte del enemigo mayor del ejército de Enrique IV, asesinado en realidad por su amigo el príncipe. No es, por supuesto, el único momento gracioso al que da lugar Falstaff : ahí están sus odas al vino, sus descaradas mentiras, su huída de los falsos bandidos en el bosque, y un largo etcétera. Pero a pesar de la aparente simpleza estúpida del personaje, muchas de las más grandes verdades del film son pronunciadas por sus lascivos labios ("¿Qué es el honor? Aire, sólo aire").
Esta inolvidable tragicomedia concluye con la aceptación del príncipe de su responsabilidad de ser rey, ante la agónica y enorgullecida mirada de su padre. Falstaff, emocionado, va a saludarle en plena ceremonia de coronación, y este le responde con una mirada fría, le encarcela y destierra bajo pena de muerte hasta que haya demostrado reformarse. Nuestro protagonista, hasta el último momento, piensa que la actitud del príncipe fue sólo una pequeña broma, o bien un disfraz que llevar en público. Incapaz de entender el anunciado cambio de su amigo, su corazón queda destrozado. Finalmente, Falstaff muere melancólico, jugando con unas florecillas entre las sábanas.
Técnicamente el film es un total made in Welles : planos arriesgados (picados, contrapicados, etc), alterne entre cámara estática y al hombro, escenas de montaje tan curioso como extravagante, primeros planos para nada gratuitos... . Sabia fue la elección del blanco y negro para filmar la película, dándole a sus imágenes el aspecto, casi, de un grabado en madera, otro pilar en el que apoyarse suprimiendo la evidencia de la escasez que le habría arruinado el film a un tipo menos hábil. Las actuaciones son apoteósicas, destacando a Orson Welles en uno de los mejores papeles de su carrera, a una adorable Margaret Rutherford, al solemne y patético Gielguld, y a una breve pero irreprochable Jeanne Moreau, sin verse empañados por ellos otros actores como Fernando Rey. Una banda sonora bien escogida (De la que en ningún momento se abusa), un vestuario y ambientación absolutamente realistas (que le dan al film un tono natural y creible, en oposición a sus diálogos y discursos) y una notable fotografía coronan este magistral trabajo, sin duda, la mejor recreación del universo shakespeariano hecho en el cine.
Indiscutiblemente, uno de los trabajos más estimables, una cumbre indiscutible, un film emotivo, divertido y profundamente triste, capaz de provocar tanto carcajadas como lágrimas.
Y Falstaff...esa caracterización quedará para la historia.

Escenas destacables : copiando a Martínez Lázaro, me atreveré a destacar ese diálogo entre el juez Shallow y su primo silencio, que capta (como bien apunta el crítico) la esencia del film mucho mejor que los grandilocuentes, artificiosos e hinchados discursos que da el rey Enrique IV en sus últimos momentos de vida. Los personajes aceptan, en esta sencillísima escena, con desenfado y naturalidad (en un diálogo con el tartamudo Silencio, de gran carga cómica), la acechanza de la muerte en sus vidas.
Otra escena inolvidable es la del tierno saludo que hace Welles al nuevo rey, su amigo, que ahora es Enrique V. La necesidad de autoengañarse del personaje, la complejidad de los gestos que ejecuta el actor (mezcla de tristeza y "Esto en realidad es una broma") son cosas que a un amante del cine no se le pueden borrar de la memoria.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no la he visto, a ver si me hago con ella.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

No te arrepentirás. ¿Cuáles viste de Welles?.
Saludos.

Anónimo dijo...

¿Dirigidas o también interpretadas sin ser dirigidas?

Por cierto, respecto a mi estancamiento, esta tarde me he tragado "Posesión Infernal", "Todo Lo Demás" y "Good Bye Lenin" del tirón, así que probablemente alguna caiga. Ya se que últimamente solo escrivo de cine, pero esque es el motor que estaba moviendo mi vida y que me evade de la locura. Pensaré cosas para escrivir.
Ahora para acabar igual otra vez cae "Casablanca".

Saludos y a más ver.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Me refería especialmente a las dirigidas. Aunque ya que estamos podemos comentar también las que sólo actúa (Como esa obra fascinante que es El tercer hombre).
Pues menuda sesión más variadita has tenido. Seguro que te lo has pasado genial. Goodbye Lenin es tan tierna como irónicamente divertida ; Posesión infernal...un comic,jajaja ; Todo lo demás, sin ser de lo mejor de Allen, me resultó un film para nada desechable. ¿Qué te parecieron a ti?.
No creo que sea algo "criticable" que últimamente sólo escribas de cine. Lo haces bien y merece la pena leerte. El tema es que ya no posteas con la misma frecuencia que antes...pero bueno, todos tenemos nuestras rachas!.
Que disfrutes (otra vez) Casablanca.
Saludos, cuídate.

Anónimo dijo...

La verdad es que de Welles no he visto tanto como desearía, no pueden faltar "Ciudadano Kane", "El Tercer Hombre" u "Othello", ahora no recuerdo cuales más.

Sí, pues "Good Bye Lenin" me ha parecido genial (no la había visto). Es de agredecer ver hoy día un retrato social cinematográfico como éste. Estoy completamente de acuerdo con lo de que es igualmente tierna que irónicamente divertida, no podrías haberlo expresado mejor. Esos homenajes a "2001" y "La Naranja Mecánica" son impagables.
"Posesión Infernal" me sigue pareciendo esa obra de terror tan rompedora, el terror por terror, el gore en estado puro sin más concesiones. Además es trepidante el siempre inigualable montaje por parte de Sam Raimy y Joel Coen. Bueno, lo que dices, entretenimiento sin chabujos.
"Todo Lo Demás"... es que Woody Allen no defrauda, no te sabe dejar indiferente, y no lo digo porque me parezca una grandísima obra, sino porque es justo lo que te esperas. A mí tampocoo me parece para nada desechable, lo que tienen las películas de Allen es que mejores o peores siempre te van a entretener, vas a pasar un muy buen rato frente a la pantalla. Jason Bigs era el joven más adecuado (desde mi punto de vista) para hacer de Woodie Allen, y el personaje al que interpreta Woodie Allen es simplemente inigualable, genuíno, inconmesurable... El momento en que le rompe el cpoche a los macarras es cojonudo, de principio a fin, desde la clara conversación homenaje a "Annie Hall" de California que mantienen en el descapotable , cuando huyen y Jason Bigs le sugiere escrivir una despiada sátira jajjaja... y verle como se las arregla para reventar los cristales. Pues eso, que no pierdes el tiempo con ella.

Disfruté de "Casablanca" y del "Alcón Maltes".

Saludos y cuídese.

Anónimo dijo...

Tu lo has dicho Héctor.

Anónimo dijo...

Aun estropeado mi adsl, pero le mando un abrazo!

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Estoy de vacaciones, por eso no escribo de hace tiempo. Pero juro que para el 1 de agosto tendréis una nueva publicación
Próximamente :

- Reivindicaciones, primera entrega (A medida que se me vayan ocurriendo, iré redactando pequeñas crónicas en las que reivindique personajes marginados del cine, literatura, música, pintura...?.
- Entrevista con el guionista Héctor León, que está a punto de comenzar el rodaje de su primer film como director.
- Más reseñas de films, libros... .

Hasta pronto!!.

PD : Otro abrazo para ti, exo!! espero que vuelvas pronto... .