lunes, diciembre 04, 2006

Adiós a Claude Jade


El pasado lunes 2 de diciembre falleció Claude Jade, actriz francesa, a los 58 años de edad.
Quería hacerle mi particular homenaje a esta mujer, que para mí siempre fue y será Christine Darbon (aunque llegase a trabajar con Hitchcock en Topaz), el personaje que interpretó en las tres últimas cintas de aquélla pentalogía de François Truffaut que narraba las aventuras y desventuras de su alter-ego, Antoine Doinel.
Atractiva, resuelta, de gesto dulce pero también distante y frío, interpretó inmejorablemente a la que sería la novia (Besos robados,1968) y mujer del personaje (Domicilio conyugal, 1970), del que se divorciaría en la quinta y última película de la saga (El amor en fuga, 1978).

Mi memoria, si el tiempo y el azar son condescendientes con ella, siempre la asociará a esa hermosa comedia romántica, agridulce, fresca y no exenta de sustancia como para hacer a partir de ella todo un estudio sobre el sentimiento amoroso, que es Besos robados.
El título original, Baisers volés, fue extraido por Truffaut de la canción principal de la película, Que reste-t-il de nos amours? de Charles Trenet. Dándoos a conocer a todos la letra de la canción le hago mi particular homenaje a la actriz.
Hasta otra, Claude.

Ce soir
Le vent qui frappe à ma porte
Me parle des amours mortes
Devant le feu qui s'éteint

Ce soir
C'est une chanson d'automne
Dans la maison qui frissonne
Et je pense aux jours lointains

Que reste-t-il de nos amours?
Que reste-t-il de ces beaux jours?
Une photo, vieille photo
De ma jeunesse

Que reste-t-il des billets doux,
Des mois d'avril, des rendez-vous?
Un souvenir qui me poursuit
Sans cesse

Bonheur fané, cheveux au vent,
Baisers volés, rêves mouvants...
Que reste-t-il de tout cela,
Dites-le-moi

Un petit village, un vieux clocher,
Un paysage si bien caché,
Et dans un nuage le cher visage
De mon passé.

Charles Trenet.

domingo, noviembre 26, 2006

Frases de cine (VI)

A petición de David, posteo otra tanda de frases (y diálogos). La foto corresponde a una de las pelis. Son fáciles, ¡espero que no haya quejas!.

"Cuando sonríes, el mundo sonríe contigo"

" - Nos ha guiado una estrella - ¡Os ha guiado una botella!"

" Soy el mejor, soy el mejor, soy el mejor... "

" Cuenta lo que fuimos "

"Esto es el oeste señor. Cuando la leyenda se convierte en hecho, se escribe sobre la leyenda".

" ¿Témes a la muerte, X? - No más que a la vida." Donde X va el nombre del protagonista de la película.

" Gracias a Dios que existen los franceses."

" Aquella colina olía a... victoria."

" El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos."


domingo, noviembre 19, 2006

Las más esperadas (por mí)



Rescue Dawn, de Werner Herzog



Flags of our fathers, de Clint Eastwood

(Que no os engañe el trailer ni el republicanismo del director, al parecer es cualquier cosa menos apologética y propagandística)



Babel, de Alejandro González Iñárritu

The Prestige, de Christopher Nolan

(Cinco razones para verla: 1-Me han gustado todas las películas de Nolan 2-Scarlett Johansson me parece, aparte de una belleza, una actriz de increibles capacidades 3- Christian Bale 4- ¡Sale Michael Caine 5-Sale David Bowie).

Marie Antoinette, de Soffia Coppola

Zwartboek, de Paul Verhoeven

También me interesa la nueva de Lars Von Trier y tengo curiosidad en Cándida (Aunque el trailer no pinta muy bien, pero bueno, de los Fesser uno siempre se espera algo).

Comentad, comentad.

domingo, noviembre 12, 2006

Cortos metrajes (I): Herakles (1962)

Werner Herzog, que por entonces tenía veinte añitos, financió este primer cortometraje soldando acero por la noche en una monótona fábrica berlinesa.
Es irónico y tiene un montaje prodigioso. Espero vuestras impresiones.


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Primera parte

Segunda parte


lunes, octubre 30, 2006

Gangs of Boston



The departed (2006), de Martin Scorsese.

Polis que se hacen pasar por mafiosos; mafiosos que se hacen pasar por polis. Mafiosos que se comportan como polis; polis que se comportan como mafiosos. ¡Qué delgada es la línea de la ley, que los separa a los unos de los otros!. Tan increiblemente delgada, que uno a veces se pregunta si existe realmente.

No es ningún secreto, para quienes me conocéis, que adoro a Martin Scorsese. Malas calles, Taxi Driver, Toro salvaje, El rey de la comedia, Casino, Uno de los nuestros y Gangs of New York son películas que tienen un lugar privilegiado en mi memoria. En su cine, encuentro la inconfundible huella del talento y la personalidad aunados. Con su modo de narrar denso pero nunca pesado, y su poderoso y brutal estilo visual, ha hablado mejor que nadie en estos últimos treinta (y pico) años de los turbios años que siguieron a la Guerra de Vietnam, de la soledad, la brutalidad de las ciudades, la derrota, y, por supuesto, de los negocios ilegales en la ciudad de Nueva York.

Infiltrados me gusta mucho. Tal vez muchísimo. La película arranca con un dinámico monólogo que recuerda a los modelos narrativos de Uno de los nuestros, y sobre todo, a Casino. Un cruel e inteligente capo, Frank Costello (el mismísimo Jack Nicholson), le narra a un fascinado niño la situación de las bandas de la ciudad. En un par de frases, Costello resume el sentido de la película: "De pequeños nos decían que podíamos ser policías o delincuentes. Pero cuando tienes ante ti una pistola cargada, ¿cuál es la diferencia?".
A los cinco minutos de película tiene lugar una elipsis de más de diez años. El niño ahora lleva el rostro de Matt Damon y es un recién graduado policía, que, previsiblemente, sigue tratando con la misma calaña de su infancia: Jack Nicholson le felicita como si fuera un hijo. Mientras asciende en la jerarquía policial a paso de gigante, un joven cadete de la misma edad (Leonardo Di Caprio), es sopesado por las fuerzas de la ley como su mejor baza para acabar con el intocable Frank Costello, rey de los negocios ilegales de Boston. Por el pasado delictivo de casi toda su familia, es presionado, casi obligado, a infiltrarse entre las filas de Costello y actuar como confidente de la policía. Así, será expulsado aparentemente del cuerpo por un falso delito de agresión y llevado a la cárcel durante unas semanas, primer paso en el proceso de infiltración.
Han pasado quince minutos de película. Las piezas están ya sobre el tablero. Es entonces cuando nos sorprende el rótulo que reza INFILTRADOS.
A partir de ese momento, la trama empieza a desarrollarse, laberíntica, intrincada, inescrutable y apasionante, fruto de uno de los mejores guiones escritos en el recién estrenado siglo. La vida de los dos topos se aproxima hasta el punto de que, sin saberlo, comparten a la misma mujer. Un rumbo inexorable conduce a la fatalidad.
La narración es densa, frenética, absorbente: Scorsese mueve las piezas del tablero llevándonos a los límites de la tensión. Visualmente es bestial, apabullante, recupera el poderío visual de las mejores películas del director, y lo adereza todo con una potente banda sonora.
Las sorpresas y sobresaltos son continuos, desde el arranque hasta el penúltimo plano.
No escasean los momentos para reírnos con malicia de los personajes.

¿Es, pues, Infiltrados la obra maestra absoluta de la que tanto se habla, dignísima sucesora de Casino y Uno de los nuestros?. No, en mi opinión. Es una película que atrapa, entretenidísima, redonda. Pero hay detalles que me decepcionan o me mosquean.











En primer lugar, que la violencia, en algunos momentos, sea burda, hueca, esperpéntica. ¿Dónde está ese Scorsese que le daba a cada derramamiento de sangre un regusto sórdido, a la par que sarcástico por la impudicia con que eran cometidos los crímenes?. Gracias a los cielos, hay ecos de ese Marty, el que más me gusta: la aparición repentina de un Jack Nicholson empapado en sangre ajena; la paliza en la tienda de comestibles; el doloroso cacheo que le hacen a Leonardo Di Caprio en su primer encuentro con Costello.

En segundo lugar, que echo de menos cierta profundidad, en todos los sentidos, pero especialmente en los personajes. Exceptuando el de Leo Di Caprio (cuyas motivaciones quedan bien claras), de los otros se nos dicen cuatro cosas que terminan por ser meros apuntes a pie de página. Y sobre la complejidad que acostumbran a tener los tejes y manejes de la mafia en las películas de este señor, ni hablar. Ná de ná. Las relaciones entre los personajes están muy bien en cuanto que atienden a los intereses del guión, que son muy claros. El problema son las (escasas, por suerte) situaciones en que sí se trata de dar profundidad.
¿Dónde está el viejo Martin, eterno buceador de los abismos más sombríos y complejos de América?.

En tercer y último lugar, hacia el tramo final hay un par de giros forzados y un poco traídos por los pelos. Pero no voy a comentarlos aquí, no vaya a fastidiarle la película a los que no la hayais visto.

Por otro lado, el reparto es acertado, y hasta actores mediocres como Alec Baldwin, Mark Whalberg o Matt Damon dan el pego. Leonardo Di Caprio, muy bien, como cabía esperar, y Jack Nicholson sobreactuado, extremadamente histriónico, y, por supuesto, difícil de olvidar. Hay ciertos actores que deben ser domesticados por el director, so peligro de pasarse de rosca a lo bestia. Eso le ocurre al gran Jack Nicholson, y Scorsese ha preferido dejarle libre. Muchos dicen que está cargante e insoportable, pero para mí su caracterización es memorable. Cómo habla, cómo mira, cómo se mueve: le da vida a ese hijo de puta que interpreta.
En resumen, que Martin Scorsese ha vuelto a su amado cine de gangs muy en forma. Infiltrados es una película sombría, violenta, sin concesiones de ningún tipo, con un omnipresente humor negro y un inteligente sentido de la ironía. Es difícil no dejarse llevar por este tenso juego de cajas chinas, tan magistralmente dirigido, narrado y escrito. Brillante Scorsese.


PD: Aprovecho para recomendar Hijos de los hombres y El laberinto del fauno, ambas excelentes. Si no las disfrutais, os doy los 7 euros de la entrada.

lunes, octubre 09, 2006

El día y la noche de Alatriste

Alatriste (2006), de Agustín Díaz Yanes

EL DÍA, por Dostoievski
Si hay una película que haya sido especial objeto de controversia en estos últimos meses, es la ambiciosa adaptación de Díaz-Yanes de las novelas del Capitán Alatriste, escritas por el célebre Arturo Pérez-Reverte.
Y es que Yanes se propuso la tarea de adaptar, ya no uno, dos o tres libros, sino la totalidad de los que integran la saga: nada más y nada menos que cinco novelas, repletas de giros argumentales, sucesos y personajes.
Yanes, que cargaba ya a sus espaldas la espléndida Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) y la arriesgada, y finalmente fallida, Sin noticias de Dios (2001), que estuvo nominada nada menos que a diez premios Goya, da un giro de noventa grados con su nueva película..
Contrastada con estas dos obras, de carácter personal, ideadas en su totalidad por este poco prolífico pero singular autor, Alatriste se volvía doblemente ambiciosa: a la ya comentada dificultad de adaptar cinco novelas, se añade la de un completo cambio de registro, que obliga a Yanes a encargarse, por primera vez, de una historia ajena a su creación, de pasar del extremo del cine de autor al de la película de género –y para colmo, basada en texto ajeno-.
Las opiniones, como se anuncia en la primer línea, han sido muy diversas: desde quienes la señalan como adalid del renacimiento del cine serie-z en España, hasta muchos críticos que, mientras se guardan, con pretendido disimulo, un fajo de billetes en el bolsillo trasero del pantalón, aseguran que es una obra maestra irrepetible.

El primer objeto que bombardean los detractores es el guión: dicen que inconsistente, confuso, pretencioso. Los más duros con la película observan que es una sucesión de escenas escogidas al azar, sin una sucesión lógica de los acontecimientos, y carente de la estructura que se presupone que todos esperamos de esta clase de cine.
Pues bien, dejo de registrar las opiniones ajenas para hablar de la mía propia: A mí me gusta el guión de Alatriste. Creo que Yanes ha sabido extraer con una intuición admirable la esencia de las aventuras de este capitán que no es capitán. Resulta evidente que no puede realizarse tamaña empresa de adaptación sin incurrir en errores (y más aún si tenemos en cuenta la proporcionalmente escasa duración de la película: dos horas y media). Y por tanto, aunque notablemente escrito, el film no evita ciertos bochornosos tropiezos: la introducción de algunos personajes es atropellada y torpe, otros están bastante desaprovechados, hay algún que otro cabo suelto en el desarrollo del argumento... . Pero en conjunto, opino que se ha logrado lo que, al menos yo, le pedía a la película: que supiera captar la esencia de su personaje central y de la época que le había tocado vivir, y, por supuesto, que sostuviese la lucidez y agudeza de Reverte en su mirada sobre nuestro país y sus gentes.
Lo que más me sorprendió una vez vista, fue que Agustín Diáz-Yanes había logrado hacer una película indiscutiblemente suya, basándose en la obra de otro.
Y lo primero en llamar la atención en este sentido, es el aire casi minimalista que mantiene, la cámara cercana a los personajes o a su entorno inmediato, la ausencia de planos generales tan acostumbrada en el cine llamado épico. La obra, pues, alterna escenas de acción novelesca y batallas (casi siempre escaramuzas) con una mirada sosegada y triste sobre unos hombres en unos tiempos donde la sublimidad aparente de aquél Imperio donde el sol nunca se ponía, contrastaban con la corrupción y miseria internas, y con los frentes de batalla cada vez más numerosos que se abrían como tajos sangrantes de aquélla España brillante y decadente.
En Alatriste lo lírico y lo épico se funden en un todo, dando lugar a la tragedia de este falso capitán, que es a su vez la de una época y la de un país. Con un tono que combina la exaltación puramente romántica del leal antihéroe y la contemplación tenebrosa, triste y atroz de unas circunstancias y de quienes tuvieron que vivirla, se mezclan indiscerniblemente la realidad y la ficción, y quedan ante nuestros ojos un puñado de personajes reales que, en sus perversiones, dilemas y culpas bien pudieran salir de cualquier novela de aventuras, junto a otros, inventados por la mente de un escritor, pero que bien pudieran ser reales.
Visualmente, es una película hermosa, sin caer en un abusivo preciosismo y con continuas referencias a la pintura de Velázquez. El brumoso y sanguinario ataque del principio o la profunda tristeza de la visita al hospital de sifilíticas quedan plasmados a la perfección por el manejo plural de la fotografía de Paco Fermenia, y por otra parte, gracias al elobiable talento de Díaz-Yanes tras la cámara.
Roque Baños, músico del que tenía poca o ninguna noticia, compone una acertada partitura, que se eleva notablemente en los últimos quince minutos de película –que comentaré más adelante-.
Aparte de su guión, Alatriste presenta asperezas e imperfecciones en otros aspectos. El más evidente es el de los intérpretes: mientras unos, como Viggo Mortensen (que, a pesar de su extraño acento guiri-castellano, le insufla vida y alma al complejo protagonista), Juan Echanove, Javier Cámara, Eduard Fernández o la desaprovechada Pilar López de Ayala (acaso la mejor actriz de su generación) logran hacer sólidos y veraces a sus personajes, otros, como Unax Ugalde y, sobre todo, Elena Anaya, los convierten en inexpresivos recitadores de amenazas y sentimientos.
Después, está el hecho de que a la película le falta metraje para aclarar ciertas cosas y enderezar otras, sobre todo al principio.
Pero, en conjunto, el trabajo de Díaz-Yanes me parece ejemplar. Ha logrado una notabilísima película de aventuras, donde espectáculo (quizás sabroso para menos paladares de los que productores y distribuidores hubieran deseado) e intimismo van de la mano. También, un discurso histórico frontal y en absoluto complaciente.

Quedan para la memoria, secuencias como el paseo de Quevedo por una nevada calle madrileña, mientras el Conde Duque de Olivares, preocupado por la famosa mala leche de los versos del poeta, lee Los muros de la patria mía.
Pero, sobre todo, me emocionan esos últimos quince minutos que abordan la batalla de Rocroi, primera gran derrota de los Tercios Viejos, y el principio del final de aquella España cuyo poderío, comenzaba, cada día más, a ser una vulgar ilusión. Estos momentos finales de la película, me recuerdan, por su ambientación casi fúnebre (donde la música juega un gran papel) a Hasta que llegó su hora (C'era una volta il west, 1968, de Sergio Leone), obra cumbre del director italiano, y a Grupo Salvaje (The Wild Bunch, 1969, de Sam Peckinpah) por el aliento épico e intensamente trágico que desprenden esos hombres que mueren de la única manera que saben, matando, leales a un país al que no debían nada, y que si no terminaba de derrumbarse era gracias a las espadas y arcabuces de aquéllos pobres diablos. “Cuenta lo que fuimos”, le dice un agonizante Eduard Fernández al joven Iñigo de Balboa, transmisor de la historia. Todo este tramo es una obra maestra en sí mismo, fraguado en las vísceras y en el corazón. Al final, Yanes repite en boca de Balboa las palabras que inician el primer libro de la saga, torciendo el desarrollo lineal de la película y creando un círculo que conecta el término del film y el inicio de las obras literarias en las que está inspirado. Este majestuoso juego artístico no está presente en las novelas de Pérez-Reverte.
Concluyendo, una película, si bien no absolutamente redonda, excelente en su conjunto. Para nada ligera, pero fascinante en su denso desfile de personajes y tramas políticas y amorosas. Una aventura crepuscular para recordar, que constituye, aparte de un proyecto sin precedentes en nuestro cine, uno de los escasos productos estimables en la mediocre cinematografía española de los últimos veinticinco años.

LA NOCHE, por Schillermann
Saludos a todos, habituales camaradas de refinados contenidos y cinefilia variada. Esta vez escribo porque mi colega el Dr Yeski me propuso que yo hiciera la (desencantada) critica de Alatriste, para contrastar con la (piadosa) suya. En primer lugar, quiero dejar claro que no soy uno de esos tiñalpas que se arrastran por la vastedad de la web articulando con sus necios apéndices vituperios en contra de la película cuando ni siquiera han leído las novelas en que se basa. Yo las he leído todas con gran interés, pues aunque hay que reconocer que no son obras maestras de la literatura universal, son un indiscutible ejercicio didáctico de remembranza histórica, algo que esta puta España desmemoriada y amilanada necesita de veras. También he de confesar que siento una profunda admiración hacia Pérez-Reverte (aunque esta vez te has pasado promocionando la peli, cabron), por razones personales y por hasta ahora una intacta identificación con sus creencias y opiniones, pero eso no me impedirá ser critico con la película, así que empiezo. Esperaba impaciente su estreno, pues una película de estas características es un deleite para un amante del cine histórico y la historia militar como soy, además española y basada en uno de los personajes mas deliciosamente amargos y lucidos que haya leído, el viejo don Diego Alatriste y Tenorio. Pero cuando aparecieron los créditos del final, mi cara manifestaba una inesperada expresión y indiferencia. A mi parecer, el guión, si realmente se le puede llamar asi, no es mas que un muestrario de moquetas sobre las aventuras que se pueden encontrar en las novelas, una sucesión ordenada de fragmentos y sucesos que parecen encadenarse siguiendo una pauta lógica que en su conjunto no alcanza a formar un argumento medianamente coherente, no coherente, sino lineal o estructurado. Al pretender comprimir cinco novelas en dos horas, lo único que han logrado es recortar y pegar fragmentos, como quien corta y pega el negativo de la película en orden cronológico esperando a ver el resultado final. Aparte de todo lo que este proceso conlleva en si, que no es cosa baladí en cuanto a desmanes, se logra una simplificación de escenas que en ocasiones parecen rodadas de forma superficial, como queriendo librarse de ellas cuanto antes. Por ejemplo, la escena en la que Alatriste ha encontrado el escondite de Gualterio Malatesta (uno de mis villanos preferido) y le encañona con su pistola mientras este se encuentra en la cama enfermo esperando estoicamente el tiro que acabe con su vida, y justo entonces entra la amante de Malatesta.

Esta escena que en la novela era tensa y vertiginosa, en la película llega a extremos de estupidez, con la amante de Malatesta entrando tranquilamente en la habitación, como si en vez de un extraño armado con ojos de haber atravesado los siete infiernos de Dante, tuviese delante al párroco orando por la recuperación de su amante. En cuanto al reparto, Viggo lo clava, es el maldito Alatriste, y sobre esto no hay mucho que decir. Javier Cámara como Olivares a mi parecer cumple su papel, Juan Echanove de Quevedo es sin duda muy atractivo. En cuanto al resto, prefiero no comentar mucho sobre ellos, pues son personajes que tampoco en las novelas estaban dotados de una profundidad resaltable, no obstante, haré dos excepciones: la señorita Angelica de Alquezar y Gualterio Malatesta de Palermo. La perversa doncellita que en las novelas es uno de mis personajes preferidos (perdónenme, no puedo evitar ser presa de esa clase de mujeres astutas y audaces que logran con una sonrisa lo que un hombre no logra con un ejercito, para mi no hay mas absoluta expresión de feminidad), veo como en la película es un personaje nulo, mar caracterizado y pero interpretado, falto completamente de esa maldad nata del personaje de Reverte, sin duda una de las mayores decepciones y fallos de la cinta. Y de Malatesta, la elección del actor me parece correcta, aunque no del todo su caracterización. En la película prácticamente se lo cargan, adiós a esos ademanes de víbora rastrera y traicionera ataviada de riguroso negro, dispuesta a soltar un estramazón desde la esquina mas oscura de la callejuela y no dar cuartel por mi desesperada que sea la suplica, adoro su frase “no creo en mas Dios que el que uso para blasfemar”, para mi otro personaje mutilado por la terrible adaptación. Sobre el apartado técnico, es una delicia la recreación de la época, la vestimenta, los morriones, corazas, picas, arcabuces, estandartes, es todo un deleite, el realismo de los combates a ropera y misericordia, la crudeza de las escenas de lucha, sin miramientos, directas y políticamente incorrectas, como debe ser en estos casos, amen de detalles que hacen que frikis como yo sonrían como simios, como al principio Alatriste cruzando el río con la mecha de su arcabuz anudada en la muñeca para mantener la llama, o cuando clavan los oídos de los cañones holandeses para inutilizarlos, o como Alatriste le da cuerda a la rueca de su pistola de rueda. Mucha de la pompa anunciada se pone en evidencia en la batalla de Rocroi, aspecto del cual hablare ahora. A mi parecer es una escena bien rodada y mejor resuelta, pero fluctuante en algunos momentos. Que nadie espere ver una versión imperial española de El Patriota, pues aquí no hay planos generales por ninguna parte. Aunque es una escena hermosa y bien resuelta como he dicho, me parece del todo insuficiente para querer representar la batalla de Rocroi. Nos especifican claramente que es el final, que llevan ocho horas arcabuceándose, pero aun así, señores, en aquella simbólica batalla que se libro un 19 de mayo de 1643, que para los tercios fue un desastre, pues de los 20000 españoles que combatieron, 4500 estaban en los tercios, y de esos 4500, 3000 quedaron allí. Creo que lo visto en la película se queda en una minucia comparado con las cifras, pero no es cuestión de eso, sino en la forma de rodarlo. Cuando no se cuenta con los medios necesarios, hay que agudizar mucho el ingenio, y aunque la batalla tiene escenas muy bien realizadas, hay otras que a mi parecer debieron quedarse en la sala de montaje, como ese plano en el que aparece un único cuadro de infantería defendiéndose de la caballería francesa. Me pareció pobre y lastimera la inclusión de ese plano dentro de una gran batalla. Otro detalle que no me convence en absoluto es que parece que los extras tiene un papel asignado, y eso no es bueno cuando hay falta de medios. ¿Por qué si en un plano aparecen los arcabuceros abriendo fuego, no poner a todos los extras disparando arcabuces? O lo mismo pero con las lanzas, y por favor, no mostrar los espacios vacíos, que todo el plano este lleno de hombres, sigo diciendo que es una gran batalla. Una de las cosas que aun no entiendo es por que no se usa fuego real en los planos cerrados, el efecto es muchísimo mas realista e imponente, especialmente con la artillería. Se nota claramente cuando solo queman pólvora. Si esos cañones dispararan de verdad el retroceso seria increíble, y el estruendo, y la humareda, seria un espectáculo. Y no me digáis que deliro, algunos directores rusos usaban fuego real en sus películas, y no armas de pólvora negra, sino ametralladoras, y sabéis que? Es acojonante. Pero en fin, a grandes rasgos y con independencia del hecho que intenta retratar, la escena de la batalla es hermosa, intima y minimalista, con una música fúnebre que presagia el destino de aquellos infelices que dieron su sangre por una patria perra e ingrata que nunca mereció el sacrifico de tantos buenos vasallos. Vivaspaña, camaradas, Vivaspaña y la madre que parió su envenenada idiosincrasia que sigue intacta por muchos siglos que pasen. Y termino ya con esto, resumiendo que la película resulta plana, secuencial y con escaso atractivo salvo los frikis históricos como yo, ya que hablamos que cine histórico, de batallas y patrias y esas gazmoñas, os invito a conocer el cine histórico polaco, que es todo un ejemplo de cómo hacer cine con identidad nacional, con medios, y sobre todo con elegancia, ved películas como Pan Tadeusz o Con Sangre y Fuego, una lección de cine histórico surgida del sentimiento de nacionalidad polaca, el fruto de siglos y siglos de dominación por parte de todo cristo, de un anhelo de independencia truncada una vez, y otra, eso es el nacionalismo polaco, el deseo casi inmortal de autodeterminación, y no sabéis la lindeza de su retrato en el cine. La escena inicial de Pan Tadeusz habla por si misma, donde los exiliados polacos en un polvoriento piso parisino recuerdan las esperanzas y sueños de independencia que 20 años atrás les brindo la invasión napoleónica, ya desvanecidas entre los versos del nostálgico poema que da nombre a la película.


domingo, octubre 08, 2006

Iconos universales (II)

Damas, caballeros e indefinidos, con todos ustedes Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan.


Siendo poco dado a los videoclips, éste es mi preferido.

Fragmentos (II) literarios


Galopaban furiosamente hacia la frontera, porque el coronel Pedernera ha dicho: "Esta misma noche debemos estar en tierra boliviana". Detrás se oyen los disparos de la retaguardia. Y aquellos hombres piensan cuántos camaradas y quiénes de los que cubren aquella huida de siete días habrán sido alcanzados por la gente de Oribe.
Hasta que en medio de la noche atraviesan la frontera y pueden derrumbarse y por fin descansar y dormir en paz. Una paz, sin embargo, tan desolada como la que reina en un mundo muerto, en un territorio arrasado por la calamidad, recorrido por silenciosos, lúgubres y hambrientos caranchos.
Y cuando a la mañana siguiente Pedernera da orden de montar y de reiniciar la marcha hacia Potosí, aquellos hombres montan a caballo pero permanecen largo tiempo mirando hacia el sur. Todos (también el coronel Pedernera), ciento setenta y cinco rostros, pensativos y taciturnos hombres y también una mujer, mirando hacia el sur, hacia la tierra que se conoce con el nombre de Provincias Unidas (¡Unidas!) del Sur, hacia la región del mundo en que esos hombres han nacido, y donde quedan sus hijos, sus hermanos, sus mujeres, sus madres. ¿Para siempre?
Todos miran hacia el sur. También el sargento Aparicio Sosa, con su tachito, con aquel corazón apretado contra su pecho, mira hacia allá.
Y también el alférez Celedonio Olmos, que a la edad de diecisiete años se unió a la Legión, junto a su padre y a su hermano, ahora muertos en Quebracho Herrado, para combatir por ideas que se escriben con mayúsculas; palabras que luego van borroneándose y cuyas mayúsculas, antiguas y relucientes torres, se han ido desmoronando por la acción de los años y los hombres.
Hasta que el coronel Pedernera comprende que ya basta, y da la orden de marcha y todos tiran de sus riendas y hacen volver sus cabalgaduras hacia el norte.
Ya se alejan en medio del polvo, en la soledad mineral, en aquella desolada región planetaria. Y pronto no se distinguirán, polvo entre el polvo.
Ya nada queda en la quebrada de aquella Legión, de aquellos míseros restos de la Legión: el eco de sus caballadas se ha apagado; la tierra que desprendieron en su furioso galope ha vuelto a su seno, lenta pero inexorablemente; la carne de Lavalle ha sido arrastrada hacia el sur por las aguas de un río (¿para convertirse en árbol, en planta, en perfume?). Sólo permanecerá el recuerdo brumoso y cada día más impreciso de aquella Legión fantasma. "En las noches de luna --cuenta un viejo indio-- yo también los he visto. Se oyen primero las nazarenas y el relincho de un caballo. Luego aparece, es un caballo muy brioso y lo muenta el general, un blanco como la nieve (así ve el indio al caballo del general). Él lleva un gran sable de caballería y un morrión alto, de granadero." (¡Pobre indio, si el general era un rotoso paisano, con un chambergo de paja sucia y un poncho que ya había olvidado el color simbólico! ¡Si aquel desdichado no tenía ni uniforme de grandero ni morrión, ni nada! ¡Si era un miserable entre miserables!).
Pero es como un sueño: un momento más y en seguida desaparece en la sombra de la noche, cruzando el río hacia los cerros del poniente... .

Sobre héroes y tumbas (1961), de Ernesto Sábato.

martes, septiembre 26, 2006

Benito & friends (y otras locuras)

He pasado muchos de mis ratos libres (quizás más de los que debiera) riéndome con los manifiestos de partidos y asociaciones políticas que solamente podrían calificarse con el moderno adjetivo de "freaks".
Nacional revolucionarios, nacional sindicalistas, ultras, e incluso gente que se denomina liberal (¿Qué dirían los viejos liberales de ellos?) son sólo una pequeña parte de la variopinta fauna de infradotados que uno puede encontrarse si rastrea un poco. Ya no es cuestión de tolerancia con las ideas de los demás, es que cada una de sus palabras se sumerge en el ridículo más absoluto inmediatamente después de ser pensada o pronunciada.
Recojo aquí lo más impactante que he encontrado.
"SE ENTIENDE POR FEMINIDAD LA CONCORDANCIA DEL COMPORTAMIENTO DE LA MUJER CON SU PROPIA IDIOSINCRASIA NATURAL, CON LOS SENTIMIENTOS E INCLINACIONES NATURALES, SIN PRETENDER CAMBIARLOS O MODIFICARLOS POR INFLUENCIA DEL COMPORTAMIENTO DEL HOMBRE. ( Texto de Nuestras Ideas.)"
"No olvidemos que la mujer tiene una actuación muy importante en el Nacional-Socialismo y la mayor responsabilidad es nuestra: somos las que traemos al mundo la descendencia de nuestra raza y las que debemos educar y enseñar a luchar a nuestros hijos. Ellos son el futuro, y por tanto, nosotras tenemos la responsabilidad de hacer de nuestros hijos unos Soldados de ADOLF HITLER."
La contradicción es tan inmensa que no merece siquiera ser comentada.
"LA INTEGRACION DEL INMIGRANTE ES LA DESAPARICION DE NUESTRA RAZA."
¿Nuestra raza? Parece que estas señores se han quedado estancadas en los estudios etnológicos del siglo XIX. Y además, ¿creen que los españoles pertenecemos a una raza clara y definida, a una estirpe pura?.
"UNETE AHORA Y LUCHA, TODAVIA ESTAS A TIEMPO."
¿A tiempo de qué?.
Image
Mira quiénes vienen ahora a quejarse ahora de la represión y la persecución.
"...De la peligrosidad de la situación actual con más de 5.000.000 millones (¿cinco millones millones?) de extranjeros no asimilados ni asimilables, muchos de ellos musulmanes , viviendo entre nosotros, sin ningún tipo de medida de contención para detener este proceso y ante una coyuntura económica que pese a los datos de la macroeconomía no se puede considerar de buena."
Lo de una coyuntura económica que pese a los datos no se puede considerar buena y es la bomba. Es todo lo contrario a dar información seria y documentada.
Dice Javier Ortiz, sobre este tema: "Un reciente informe de un importante grupo bancario, cuyas conclusiones nadie ha osado discutir, sostiene que las altas tasas de crecimiento que registra la economía española son deudoras del trabajo de la población inmigrante, sin el cual nuestra cuenta de resultados sería mucho más mediocre. Así que nos va bien gracias a ese problema".
Sobre los supuestos liberales, mejor no hablar. Son los que más dan caña, y sencillamente con escuchar durante un rato la COPE o visitando Libertad Digital uno puede encontrar frases lapidarias y memorables.
Pero como yo no soy de los que discriminan, me gustaría dar también un breve repaso a la izquierda. Hay muchos periódicos de grupos independientes que mes tras mes se lanzan de cabeza en el panfletarismo más rancio y en la repetición extenuante de obsoletas consignas que ya en la Guera Civil habían pasado de moda. La falta de rigurosidad, de documentación, de datos que corroboren los problemas que denuncian, ponen a estas publicaciones al mismo nivel que las diatribillas fascistoides referidas más arriba.
Por último, dejo aquí unas pocas frases que recogen en Kaosenlared , salidas de los privilegiados labios del ¿socialista? Rodríguez Ibarra.
“Con quien no pienso discutir es con quienes se oponen”
“Gracias a la refinería, tendremos menos contaminación, pues no tendremos que traer el gasoil en camiones [...] y se gastará menos asfalto de las carreteras y menos neumáticos”
“Ya va siendo hora que los extremeños tengamos derecho a contaminar un poco y nuestros jóvenes no tengan que salir de su tierra por que algunos no quieran contaminarse un poquito la nariz”
“Todavía tenemos capacidad en Extremadura para contaminar un poco más si queremos desarrollarnos”
“Yo dudo del desarrollo sostenible, porque todos hablan de él pero nadie sabe qué es.”
“Nadie me ha dicho que donde hay refinerías hayan nacido niños con tres piernas o los mayores tengan problemas para respirar.”
Y esta es del director del proyecto, el tal Rasquin Montiel: “Será la primera refinería del mundo que no contamine.”

jueves, septiembre 21, 2006

Iconos universales (I)

El Dios Bosé en un arrebato de virilidad.

Es importante que primero veais este vídeo.


sábado, agosto 26, 2006

Trayectorias (I): M. Night Shyamalan

M. Night Shyamalan es un director cuyo genio aún no han aceptado los lameculos de Fellini y Godard. Se ha dicho lo peor de él: que es tramposo, que utiliza siempre los mismos artificios para engañar al espectador (Que yo sepa, lo más cercano que puede haber a un engaño es el final de El sexto sentido, ¡y ni siquiera!), etc, etc. Supongo que no tiene ese aura intelectual que se le pide a los genios, y así le trata la crítica, ni el efectismo barato que caracteriza a los realizadores de Blockbusters, y así le trata el grueso del público.

Las malas famas que ha ido cosechando en su carrera: de fanático religioso (cuando en realidad condena abiertamente las religiones), de conservador (cuando en sus entrevistas ha sido altamente crítico con el conservadurismo americano) le han hecho perder, también, la afinidad de los progres.

Así que el pobre Shyamalan se ha quedado solo, con un pobre puñado de espectadores que desde su primera hasta su última película le hemos sido fieles.

El sexto sentido (1999) fue una película que, en su momento, infravaloré influido por los vituperios de muchos supuestos intelectuales con los que, en ese momento, tenía cierto contacto. Pero lo cierto es que la primera película estrenada en grandes salas del director indio supuso una verdadera vuelta de tuerca en el cine de terror. Lejano de las producciones para consumo adolescente que iban ganando terreno día día, Shyamalan compone una inteligente película donde el miedo no es un fin, sino un medio para hablarnos de la desolación de dos personas que no son capaces de comprenderse a sí mismas ni a su entorno: un niño con el don/castigo de poder ver gente muerta que le comunica su dolor y un atormentado psiquiatra, marcado por el fracaso y por la difícil relación con su mujer. El sentido del terror es sugerente, la cámara sabe inquietar en cada pausada secuencia... . Shyamalan marca aquí las pautas de un cine que utiliza como medio la narración fantástica, pero que está cimentado en sus personajes, trágicos héroes que no encuentran sentido a la ruta que sigue su vida y un talentoso estilo visual. Pocos discuten el que sea uno de los grandes films americanos de los ´90.

El sexto sentido supuso un considerable éxito de crítica (nominada a seis oscars) y público: el más grande que haya obtenido hasta ahora el director. H. J. Osment y la famosa escenita del "en ocasiones veo muertos" es ya mítico . El protegido (2000) comenzó a sembrar malas críticas y decepciones entre los que se esperaban El séptimo sentido. Alejándose de cualquier planteamiento visto hasta ahora en el llamado cine de superhérores, Shyamalan construye una sorprendente mezlca de thriller fantástico y drama, donde los protagonistas son un hombre que descubre su inmunidad absoluta ante cualquier factor externo (Excepto el agua) y un hombre al cual el más mínimo golpe puede fracturar un hueso. En el centro de la trama encontramos una compleja diatriba sobre el bien y el mal y, otra vez, un magnífico drama familiar. Con su infinita potencia visual, vuelve a deslumbrarnos nuevamente, y se consolida, por fin, como un verdadero "auteur", con unos rasgos de forma y contenido cada vez más inconfundibles.

Tardó dos años en ofrecernos su siguiente producto, la hiperpublicitada Señales (2002), un film que separó a sus admiradores entre los que pensaban que es una basura sin ningún tipo de lógica, los que pensaban que era una oda a la cerrazón estadounidense (descartado públicamente por Shyamalan) y los que la calificaron de "otra obra maestra más". En mi opinión, Señales es una película inteligente e inquietante, magníficamente narrada y estructurada, con ese especial interés por los personajes que caracteriza el cine de Shyamalan un pelín simplificado. Sabe dar miedo, está rodada en estado de gracia, pero carece tanto de lógica que a ratos pierde credibilidad. Además, su complaciente, aparentemente teocrática y rotunda escena final (impuesta por la productora) le resta muchos enteros.

Otros dos años habían de pasar para que nos llegara El bosque (2004), publicitada como un film de "miedo" al uso, pero que realmente era una lírica fábula sobre la inocencia y el poder del amor y del pánico como método político de control, aunque, eso sí, el terror (tanto en la forma como en el contenido) no dejaba de tener relevancia. El bosque da miedo, inquieta, pero también fascina por su trabajada estética, por su lírico uso de los simbolismos y de la alegoría. Otra vez, los personajes vuelven a ser el centro de un relato en esta pieza magistral de cine. Shyamalan, película a película gana en complejidad de matices, en solidez y fluidez narrativa.

Su última película (y su último fracaso en taquilla hasta hoy), y la que ha motivado esta breve crónica sobre su trayectoria es, a mi parecer, la mejor de las que ha hecho hasta ahora. Aún más: lo mejor que nos ha dado el cine fantástico desde hace muchos años. Más todavía: Una obra maestra.

La joven del agua (2006) nos introduce, desde el primer segundo, en la lógica de cuento de hadas infantil. Nos habla de un mundo primigenio en que los seres mágicos del agua y los hombres estaban unidos. Pero el hombre, en su afán por poseer (otra vez la profunda espiritualidad del director), se fue alejando y construyendo un mundo donde la destrucción marca el ritmo cotidiano.

Esta nueva película tiene sabor a antología: todas las preocupaciones, éticas y estéticas del director, se dan lugar y conforman una obra de gran madurez, escrita con infinita inteligencia y rodada con mano maestra. De pronto, Shyamalan mezcla los géneros cinematográficos básicos, sin dejar que se contaminen entre sí, como si se llevara dedicando a esto cincuenta años: un curioso y casi omnipresente sentido del humor (que nos lleva de la sonrisa a la carcajada), una capacidad de emocionar, sin forzar las situaciones y con sinceridad, un talento para el terror y el suspense fuera de lo común, a veces sugiriendo y otras siendo explícito. La joven del agua es la película más personal que haya hecho el cineasta hasta ahora, la más honesta, la más libre. No hay un plano o un movimiento de la cámara donde no apreciemos su sugerente sentido visual y su impresionante imaginación; no hay un diálogo que no transmita emoción o inteligencia.

Al principio, tenía miedo de ser decepcionado. Toda la trama fantástica, con aquel Mundo Azul perfectamente explicado con todo tipo de nombres ("narfs" y demás) me daba la sensación de que llevaría a la película a ser demasiado explícita. Pero no, en ningún momento perdí la fascinación por lo que me decía este verdadero maestro del arte de contar historias. Y me gustó mucho todo: sus personajes (Desde el protagonista hasta el más insignificante secundario), su humor, sus giros en la trama sin trampa ni engaño alguno, la inquietud que es capaz de crear, los diálogos, los actores (Giammatti y B.D. Howard, deslumbran)... formando así un conjunto absolutamente redondo, sin cabos sueltos ni carencias de ningún tipo.

La película es un cuento, cargado de la poesía de la que ha impregnado sus últimas obras, pero sus personajes han salido de la vida real, del mundo cotidiano. Pueden estar exagerados en algunos casos, pero su solidez me resulta indiscutible. Todos ellos le sirven para crear una especie de compendio de las distintas culturas y razas de un mundo creciente en mestizaje. Algunos hilarantes (el tío que se pasa el día ejercitando su brazo), otros paródicos (el crítico, protagonista de una de las escenas de metacine más divertidas que haya visto en mucho tiempo), otros de aire trágico (el ensayista que interpreta el propio director, ¿quizás aludiéndose a sí mismo?)... . La problemática colectiva e individual sigue siendo el tema central del cine de Shyamalan, y sus respuestas aluden a una reforma espiritual, a sus ojos, la única solución posible en la zozobra del mundo contemporáneo. La "narf" que interpreta Bryce D. Howard será la que una a todos los personajes (de nuevo la alegoría social) y les haga encontrar su papel en un mundo donde, a nivel individual y social, vagamos a la deriva.

Mención aparte merecen los dos sustos a base de aspersores: a eso le llamo yo saber jugar con el espectador, codearse con él, hacerle botar en el asiento para que, acto seguido, se eche a reír.

La joven del agua es la recuperación del placer por el placer, pero también una verdadera transgresión en el cine fantástico. Shyamalan no sólo inmiscuye toda su persona en la película, sino que, en medio de su (matizada) sencillez, nos encontramos inteligentes reflexiones sobre el arte, el mundo post 11-S y sobre el hombre en sí mismo. Es una película que sabe dar miedo, emocionar y hacer reír a la vez. Y eso es casi más de lo que pido hoy en día a un producto salido de la Factoría.


martes, agosto 08, 2006

Reivindicaciones (I)



La anguila (1997), de Shohei Imamura: Mi homenaje personal al recientemente fallecido Shohei Imamura será recomendar esta película, una de las últimas que hizo y que, tras ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes fue olvidada tanto por la crítica como por el público. Y es que La anguila tiene las mejores esencias del cine del director. Todo comienza como la amarga y violenta historia de un marido responsable y trabajador que asesina a su mujer al descubrirla con otro hombre, tras semanas de recibir inquietantes anónimos. Es difícil no revolverse incómodo ante la contemplación de Koji Yakusho apuñalando a su esposa mientras su camisa se tiñe paulatinamente de sangre. ¿Qué pensariais si os dijera que tras esta salvaje escena, la película de un giro radical, y pasa de ser un amargo y seco drama a una comedia tierna, afectuosa, comprensiva, sobre el amor a la vida y las segundas oportunidades?. De esto sólo era capaz el maestro Imamura, con su sentido del humor a veces surrealista, a veces ingenuo, combinando la violencia en su más crudo estado con un ternurismo cercano a lo infantil. Y sobre todo eso, un lirismo inconfundible, unos personajes del Japón provincial que suscitan el cariño del espectador en su ignorante vulgaridad, una curiosa visión del sexo... .
Una película que, a la vez, conmociona y emociona. Para este humilde cronista, la mejor de su autor, amén de no ser la más famosa.

Jugada de presión, de Paul Auster : Auster comienza aquí a edificar su peculiar universo de contingencias, personajes ajenos al mundo hasta límites casi irreales y, sobre todo, de una ciudad construida (y como la Torre de Babel, inacabada) sobre aquella tierra que los colonos europeos entendieron como el paraíso perdido: Nueva York. Aún tratándose de una novela que intenta imitar y homenajear las laberínticas tramas de Chandler y la aspereza de Hammett, y por tanto, quizás de la obra menos personal del autor, es interesante notar cómo desde esta primera novela comienza a crear en el seno de una novela negra un conjunto de temas (aquí tratados de forma casi "colateral") y obsesiones que desarrollaría en sus libros posteriores.
Jugada de presión no es una obra maestra, pero sus diálogos agudos e inteligentes, su irónico sentido del humor y la manera en que el novelista lleva el sórdido paisaje americano de los años 30 de Hammett hasta los 80 de Auster, la hacen una obra que no pierde el interés en ningún momento. Además, está muy bien escrita y algunos pasajes (Como el último encuentro sexual de Klein con su esposa) son simplemente deslumbrantes.

martes, agosto 01, 2006

El Cuarenta y Cinco



¿Te acordás, hermana, qué tiempos aquellos?...
la vida nos daba la misma lección,
en la primavera del cuarenta y cinco,
tenías quince abriles, los mismos que yo.
¿Te acordás, hermana, de aquellos cadetes,
el primer bolero y el té en el Galeón,
cuando los domingos la lluvia traía
la voz de Bing Crosby y un verso de amor?.

¿Te acordás de Plaza de Mayo,
cuando "El Que Te Dije" salía al balcón?.
¡Tanto cambió todo, que el sol de la infancia
de golpe y porrazo se nos alunó!.
¿Te acordás, hermana, qué tiempos de seca,
cuando un pobre peso daba el estirón,
y al pagarnos toda una edad de rabonas
valía más la vida que un millón de hoy?.

¿Te acordás, hermana, que desde muy lejos
un olor a espanto nos enloqueció?.
Era de Hiroshima, donde tantas chicas
tenían quince años, como vos y yo.
¿Te acordás que -más tarde- la vida
vino en tacos altos y nos separó?.
Ya no compartimos el mismo tranvía,
sólo nos reúne la buena de Dios... .

María Elena Walsh

jueves, junio 29, 2006

Que lo paséis muy bien

Muchas gracias a todos los que habéis malgastado vuestro tiempo leyendo este zarrapastroso Blog. ¡Pasadlo genial!.

(Estaré de vuelta el 30 de julio, para seguir dando la tabarra desde este irreductible espacio íntimo).

Un abrazo a Horrorscope, KJCameron, La Emperatriz, Refo, SpiderDevil, Velázquez, Javier (aunque me tengas abandonado, canalla), Sandra (aunque a ti ya te lo puedo dar en persona)...me olvido de muchos nombres, especialmente me molesta e inquieta no recordar el de cierto muchacho que conozco a través de Horrorscope y que escribió un artículo maravilloso sobre su desamparo.

Otro abrazo para el maestro Imamura, que tanto gozo me ha dado a través de los años con su cine, y que hace poco dejó este mundo para fundirse con la nada. Seguiré disfrutando una y otra vez de tu cine, Shohei.


viernes, junio 16, 2006

Fragmentos (I) de cine

Il Gattopardo (1963), de Luchino Visconti.
"Nosotros hemos sido los gatopardos, los leones; quienes ocupen nuestro lugar, serán los pequeños chacales, las hienas; y todos, gatopardos, chacales y ovejas, seguiremos creyéndonos la sal de la tierra".
Dersu Uzala (1975), de Akira Kurosawa.
"¡No disparen, soy gente!".
Lawrence of Arabia (1962), de David Lean.
"Para ciertos hombres, nada está escrito si ellos no lo escriben ".
Double Indemnity (1944), de Billy Wilder.
"Era una tarde calurosa y aun recuerdo el olor a madreselva en toda la calle. ¿Cómo no supe que a veces el asesinato huele a madreselva?".
The maltese falcon (1941), de John Huston.
"-¿De qué está hecho el halcón? -Del material del que se forjan los sueños".
Grapes of wrath (1940), de John Ford.
"Yo estaré en todas partes, en todas partes donde quiera que mires. Donde haya una posibilidad de que los hombres coman, allí estaré. Donde haya un hombre que sufra, allí estaré. Estaré en los gritos de los hombres a los que vuelven locos. Y estaré en las risas de los niños cuando sientan hambre y la cena esté preparada. Y cuando los hombres coman de la tierra que trabajan y vivan en las casas que levanten, allí estaré también"

jueves, junio 15, 2006

Ya tengo equipo de fútbol

Una pena que no juegue en el Mundial

martes, junio 13, 2006

"Todo lo que quiero es un pedacito del sueño americano"



The assasination of Richard Nixon (2004), de Niels Muller.
La ópera prima de Niels Muller fue ignorada de forma casi unánime en la fecha de su estreno, en unos EEUU obcecados en ignorar todo lo que se relacionase con magnicidios y secuestros de aviones. La marginación de esta obra, recién estrenada en nuestros cines, se torna más villana e incomprensible cuando nos damos cuenta de que se trata de una magnífica y notabilísima película.
Con un Sean Penn inigualable e inolvidable, principal cimiento de este estimable ejercicio, Muller construye la crónica de una América podrida en cada nivel de su jerarquía (Política, familia, trabajo...), donde la mentira y la pérdida de la dignidad y el autorrespeto se establecen como únicos valores que pueden llevar a los individuos (o "granitos de arena", como diría Bicke) a alcanzar aquél Edén inexistente del "Sueño Americano".
Sam Bicke (Penn) es un hombre emprendedor e idealista, pero también tímido e inseguro, que el tiempo acabará convirtiendo en una de las víctimas más notorias de los turbulentos años 70. Separado de su mujer, pero ansioso por arreglar sus problemas matrimoniales y recuperar su relación (deseo que ella, a simple vista, no comparte), padre de tres niños ante los que es casi un extraño e incapaz de aceptar trabajos que violen su dignidad (aunque de ello dependa la vida de los suyos), Bicke, soportando cada vez menos el mundo que le rodea, se rebelará contra el sistema político y social americano, con un sentido de la dignidad inaceptable en esos tiempos, que le llevará a la más irremediable locura. Así, tramará el plan de asesinar al mismísimo presidente Nixon, cúspide de la pirámide jerárquica de la sociedad que tanto odia, símbolo de la mentira, el culto al dinero, la corrupción moral y la sinrazón imperantes.
La película comienza con un Bicke desequilibrado, que escribe una carta y envía unas cintas al músico Leonard Bernstein, para que, tras su muerte, éste saque a la luz toda la verdad sobre su persona y sus intenciones. Así, Muller elabora un guión maravillosamente construido, en el que presenciaremos un largo flashback que comienza cuando un Bicke ya divorciado se llena de esperanzas al conseguir un trabajo en una agencia de ventas de mobiliario. De esta manera, se nos mostrará qué clase de circunstancias son las que llevan al honesto Bicke de la esperanza hasta el nihilismo más absoluto y radical. En esta narración semi-lineal de la historia, se insertan pequeños monólogos que pertenecen a las cintas que el protagonista envía a Bernstein al comenzar la película; todos ellos están muy bien escogidos y saben plasmar muy bien las inquietudes del protagonista, así como la evolución de su pensamiento. Los diálogos, a su vez, otorgan solidez a los personajes, y están construidos muy verazmente.
El tema del looser (¿A alguien se le ocurre otra manera de calificar a nuestro desgraciado protagonista?) se concibe desde una perspectiva anti-romántica, ya que, recordemos, el film habla de un viaje a la locura y el nihilismo total, y aunque son obvias sus pretensiones de humanizar la figura de este intento fracasado de terrorista, en ningún momento se trata de hacer de este un héroe.
La potencia dramática del film está muy lograda, incluyendo momentos llenos de angustia (Recuerden a Bicke esperando recibir la carta de Washington), desazón y, en el tramo final, abundantes cargas de tensión.
A todo esto ayuda una sobresaliente labor de dirección, ajustada en todo momento a la historia narrada, que se mueve entre lo esquizofrénico, lo trágico y lo patético. Por otro lado, el montaje cumple un papel muy importante, eludiendo recursos facilones para expresar la locura que poco a poco va penetrando en la mente de Bicke.
La banda sonora es muy apropiada en todo momento, sin abusarse en ningún momento de la muy efectiva utilización de la música.
Secundando a un magistral y comedido Sean Penn, nos encontramos con unas logradas y creibles interpretaciones de Don Cheadle y Naomi Watts, dos actores de los que casi siempre esperamos lo mejor, cuyo talento nos ha sido demostrado en reiteradas ocasiones a lo largo de su filmografía.
Lo único que podría echarle en cara a la película es la manera abusiva de recalcar el patetismo del personaje principal, pudiéndonos encontrar con algunos planos tan innecesarios como redundantes. Por suerte, esta patetización y victimización del personaje se redime cuando éste roba a su hermano para crear su propia empresa: todo un logro en la humanización para nada maníquea del protagonista.
Las influencias de Taxi Driver y Glengarry Glenn Rose son más que obvias y creo que sobra comentarlas.
Aunque quizás sea aventurada esta reflexión, creo que El asesinato de Richard Nixon es un film imposible antes de la tragedia del 11-S. No sólo porque hable de un intento de secuestro de avión (Si fuera sólo por eso, menuda tontería, ¿no?), sino porque pienso que los valores fuertemente criticados de la América de Nixon pueden aplicarse igualmente a la de Bush y sus secuaces... . Las referencias a la época son variadas: el golpe de estado de Pinochet, la estúpida guerra de Vietnam, el escándalo Watergate, etc.
En resumen, es ésta una crítica valiente, brutal y desesperanzadora a un mundo sin valores, donde todos los sueños y utopías que la sociedad mantenía se muestran falsos en un sistema que construye sus bases sobre el dinero y donde el engaño se ha convertido en el modo máximo de triunfo. Pero sobre todo, es una película sobre el viaje a los anales de la locura y el nihilismo por un ser anónimo que quiere demostrar que, por insignificante que parezca, puede lograr matar al hombre más poderoso del mundo. Y fracasó. Y aunque Sam Bicke existió y esta película se inspira en hechos reales, nadie se acuerda de aquella víctima de una sociedad deshumanizada y deshumanizadora, alienada y alienante, y de por qué hizo lo que hizo y murió como murió. Una película que te deja en estado de shock, te hace reflexionar y en la que no dejas de pensar durante unos días. Verdaderamente, una de las óperas primas más talentosas vistas en los últimos años. Excelente.
PD: Mención aparte a la escena final: Todo un puñetazo a la conciencia del espectador.

lunes, mayo 08, 2006

Cinco libros ficticios

El colega Horrorscope me ha encargado la tarea de continuar uno de esos juegos en cadena donde debes hacer una lista de "algo". Esta vez, se trata de inventar cinco libros que no existen (y que, esperemos, no lleguen a existir).
Ahí van:

1- Ama de casa, ¿de qué barrio eres tú?- Un canto de amor, cariño y respeto del grandísimo artista vocal Leonardo Dantés hacia las amas de casa y su perpetuo sacrificio por los suyos.

2- Diarios de Antarcharán- Una biografía novelada, en la que el merecidamente célebre Carlos Jesús, narra sus viajes a través de las estrellas, su contacto con Dios, Cristo o Micaé al más puro estilo Stanislav Lem.
3- Terminator gobernador- El sueño de todos los hombres que amamos la ley y el orden se ha visto cumplido al llegar Arnold Schwarzeneger a gobernar California. Por lo menos tendremos la seguridad de que habrá un lugar en el mundo, aunque sea uno sólo, libre de latinoamericanos, comunistas, homosexuales, negros, judíos, etc. Esta especie de ensayo político escrito por el propio Arnold, cuenta cómo el ex-actor, intenta día a día comportarse en la política como sus personajes en el cine.

4- Zapatero- Último de los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós. En él, narra la vida política del actual presidente de gobierno y su drama personal, teñido siempre de candidez e indecisión.
5-Wyatt Earp y Doc Holliday- Desmitificadora biografía de los dos famosos héroes del oeste americano, en la que se desvela que ninguno de los dos sabía coger un revólver...excepto en la intimidad.

Le paso la bola a La Emperatriz, a Javier y a Refo (aunque no creo que tenga tiempo para estas tonterías).

sábado, mayo 06, 2006

Un fragmento

1°) Dios no existe.

2°) Dios existe y es un canalla.

3°) Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.

4°) Dios existe, pero tiene accesos de locura, esos accesos son nuestra existencia.

5°) Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas?

6°) Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.

7°) Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.

Ernesto Sábato, de Sobre héroes y tumbas (1961).


sábado, abril 22, 2006

V de Vendetta: Comic y película

EL COMIC:

En 1981 el guionista británico de comics Alan Moore comenzó a escribir la que sería una de sus más famosas obras, V de Vendetta. En ella, exponía, con cierta ingenuidad, la profética visión de una Europa post-nuclear, consecuencia directa del presente que estaba viviendo. La profecía, siete años después, parecía cumplirse con la llegada de la dictatorial Margaret Thatcher al poder en Reino Unido. Moore escribió para entonces un escalofriante prólogo a su obra, relacionado íntimamente con el triunfo del Partido Conservador, cuando siete años antes había sufrido una ominosa derrota.
El comic, o novela gráfica, o como diablos quieran llamarlo, es la historia de una Inglaterra dictatorial, gobernada por un líder absoluto, Adam Susan, hombre introvertido, intrínsecamente violento, enamorado secretamente del ordenador desde el que da órdenes a las diferentes instituciones de su decadente Estado. En medio de la devastación moral del país, consecuencia del poder y su tendencia al orden social a toda costa, surge un misterioso anarquista disfrazado, V, que volará diferentes edificios representativos de Inglaterra y cundirá el pánico entre las altas esferas del país. Tras una máscara de Guy Fawkes, un sombrero de ala ancha, una capa, guantes y peluca se esconde un personaje que no es más que un símbolo del afán de libertad absoluta que todos guardamos en nuestro interior: del anarquismo, al fin y al cabo, como modo total de justicia y libertad, única forma de liberar a los individuos de la alienación y cosificación que el sistema ejerce sobre ellos.
Es este V un individuo de pasado misterioso, aires teatrales, amante de las artes, cuya verborrea constante y culta abunda en citas literarias, desde Shakespeare hasta Dumas. Todos sus actos están perfectamente estudiados y parecen sucederse como si el destino estuviera escrito, lo que aumenta el carácter simbólico de la obra. La historia se complica cuando V rescata a Evey, hija huérfana de dos activistas políticos desaparecidos en los campos de concentración que pocos años atrás Inglaterra tenía activos. Apunto de ser violada por varios hombres pertenecientes a un cuerpo de policía cuyo poder sobre los individuos ajenos a él es ilimitado, V la salvará y la llevará a su particular guarida: un abandonado subterráneo donde conserva todo el arte que el gobierno se encargaba de perseguir y destruir (posible referencia al Fahrenheit de Bradbury), además de flores en peligro de extinción, posters, etc.
Evey será la espectadora de los intentos de V por llevar la anarquía a Inglaterra, pero poco a poco se verá cada vez más inmiscuida en sus actos: para Evey, V será la desaparecida figura de su padre; en su corazón se mezclará el cariño y el odio, y será quien cuestione los actos violentos del protagonista.
Esta, que quede claro, no es una historia cursi en que una niña le enseña a un señor que la violencia es mala, mala, mala. No. Si algo abunda en V de Vendetta es la complejidad y la ambigüedad moral.
Así, asistiremos a un espectáculo que es, principalmente, un canto al anarquismo, pero también una historia coral de personajes en medio de una situación especialmente adversa (Porque no, no son V e Evey los únicos protagonistas), un juego de víctimas y verdugos (papeles que se intercambian en momentos puntuales) y una reflexión acerca de la lucha contra la injusticia, la soledad, la pérdida, la venganza, el poder, el ideal y el sentido final del arte.
En esa galería de complejos personajes, perdidos en unas circunstancias hostiles, nos encontraremos a una mujer maltratada por su marido, un policía amargado, marcado por trágicas circunstancias, un tirano violento y retraído, etc.
No hay que sacar de contexto la utilización de la violencia en el comic ni que se transforme en héroe y símbolo de la libertad a un terrorista: que el mundo ha avanzado y mejorado, en muchas ocasiones, mediante revoluciones violentas, es algo indiscutible e inevitable en la lucha de los pueblos por conquistar sus derechos. Pero los actos de V, en algunos casos especialmente crueles, no deben verse más que desde una perspectiva romántica y poética; la muerte acaba alcanzando a aquellos que cometieron, impunes, crímenes terribles. No se trata más que de una forma de lirismo. No es, en absoluto, este comic, una oda a la venganza.
El dibujo de Lloyd es bastante acertado; sin llegar al nivel del detallado clasicismo de Gibbons, un logrado juego de claroscuros y un sobresaliente dibujo de los personajes logran ponerse al nivel del enorme guión de Moore, lleno de metáforas, simbolismos y dobles sentidos. Y es que si algo no se le echa en falta en V de Vendetta, es una profundidad inconmesurable, estar medida, cada viñeta y palabra, al milímetro. Narrada con precisión, los acontecimientos van sucediendo como si una fuerza superior los ordenara.
Vamos, poco que ver con la película.



EL FILME:

El recién estrenado director James McTiegue y los hermanos Wachowski (Odiosos perpetradores de esa saga abominable que es Matrix) se encargaron de adaptar el comic a la gran pantalla. Hace pocas semanas, España sufrió su estreno.
Alan Moore se cabreó mucho porque los hermanos "prodigio" se cepillaron, en buena parte, la fuerte carga anarquista del comic, además de haber depurado o anulado muchas de sus escenas más lúcidas dramática e ideológicamente hablando.
V de Vendetta película tiene poco que ver con V de Vendetta cómic. Desde su estética, algo sosa y tópica en ocasiones, de rasgos contemporáneos, hasta la definición del propio protagonista, que de símbolo anarquista es convertido en un terrorista enamorado y con remordimientos (sic). Por supuesto, estoy de acuerdo con que la peli es una adaptación, y que los autores pueden tomarse todas las licencias que quieran para trasladarla al celuloide. Pero en este caso, parte de la esencia del comic es destruida, y los personajes, simplificados o tergiversados: Adam Susan pasa a ser el típico líder fascista cobarde y chillón; Finch, de policía amargado y profesional en el comic, termina siendo el típico poli bueno que se identifica, finalmente, con la causa del protagonista. El personaje de V, a pesar de los sacrificios que se han hecho en aras de la comercialidad, conserva su aura romántica y la subyugante atracción que provoca en el espectador.

V de Vendetta película, a pesar de guardar un desarrollo muy similar a la obra original, tiene un desenlace mucho más cerrado y rotundo. Mientras en uno, Inglaterra, de un día para otro, derrota toda las adversidades y parece llegar a un estado de utópica paz (muy capriano lo de los militares bajando las armas), en el otro, el gobierno cae y se abre un horizonte a la anarquía, pero la lucha no termina: ahora al hombre le toca asumir la responsabilidad moral de ser su propio jefe.

Además de esto, hay un añadido muy efectivo e interesante: a los campos de concentración, matanzas y experimentos del gobierno, se añade en la película la historia de un virus biológico de extraño origen, que exterminó parte de la población inglesa en un pasado tristemente reciente para los protagonistas. La investigación por parte del "poli bueno" Finch sobre los orígenes de este virus, le da a la película un muy acertado toque de intriga. Otro pleno es aquella parte que no sucede en el comic tal como lo cuentan, en que nuestro poli preferido empieza a dilucidar que todo lo que ocurre parece seguir una estela prefijada, y comienza a vislumbrar proféticamente el futuro de Inglaterra bajo el poder destructor/constructor de el terrorista V.

Mucho menos poético, aunque potable, es el desenlace con la gente disfrazada de Guy Fawkes, arrebatando el poder a los tiranos que les sometieron. También la súbita adhesión total a la causa por parte de Finch, o la incoherente inmolación del protagonista: su muerte en la novela gráfica atiende a la perpetuación del poético ciclo que inicia con su primer atentado; Evey ahora será V, y se encargará de construir el futuro (La Tierra de Haz Lo Que Quieras) sobre los cimientos de lo que el misterioso terrorista destruyó. Sin embargo, en la película, ¿por qué V se deja matar? Al destruir el carácter simbólico del protagonista, pastelizarlo hasta llevarlo al enamoramiento, el sentimentalismo más patético y los remordimientos: ¿qué sentido tiene su pretensión de "morir"? ¿La humanidad ya está preparada para afrontar su futuro?¿No necesitará otro V que los incite a construir sobre lo destruido?. No es muy coherente, no.

A pesar de sus diálogos, a veces bastante forzados y pretenciosos, una escena pseudo-cómica que se sumerge en las profundidades de lo ridículo, una hortera pelea final a cámara lenta con música cañera de fondo y una simplificación absoluta del laberíntico comic, nos encontramos ante un producto indudablemente entretenido, con un buen uso de la acción (exceptuando la citada última escena, que parece una copia de Zatoichi (idem, 2003)) que mezcla con bastante acierto la comercialidad pura y dura con una carga política e ideológica que sin duda generará polémica por su valentía. En todo caso, una película que funciona bien como entretenimiento a la vez que reflexiona sobre asuntos de alarmante actualidad. Mención aparte merecen dos escenas de una fuerza estremecedora: la explosión que vuela el parlamento por los aires (al ritmo de Solennelle 1812 de Tchaivkosky). Evitando las comparaciones con el original, podemos estar hablando de una muy digna película.

jueves, abril 20, 2006

Semblantes semejantes

Perdonad por el desorden. Es que me habeis pillado aquí, por sorpresa... .


Alan Moore y Rasputín

Anthony Quinn y el tío Luis

Vincent Schiavelli y J.W. Goethe

Big Foot y Nick Nolte

Un coche y el notas de Expediente X

martes, abril 11, 2006

Doble aniversario de Horrorscope


Horrorscope en uno de sus arrebatos psicótico-creativos

El día 8 de este mes se cumplió un año de la entrada en el mundo de los blogs de mi estimado Horrorscope. Durante ese año, llenó el extinto In-adaptación de gritos, música, cinefilia, trabajando de manera constante y exhaustiva.

Desde hace escasos meses, podemos visitar su nuevo Blog, Big Horror Tuna (Enlace a la derecha), altamente recomendable para cualquier clase de engendro anti/asocial.
Sólo me queda decir: ¡Felicidades, Horrorscope! (por el mencionado hecho y por tu cumpleaños, que fue hace bastante poco). Esperemos que sigas dando la tabarra mucho tiempo más.
Un fuerte abrazo.

sábado, abril 01, 2006

El topo



El topo dijo: "¡qué caray!,
siempre viviendo bajo tierra
sin darme una vuelta por ahí,
ni que estuviéramos en guerra.
La vida pasa sin color
por este oscuro laberinto,
voy a salir al exterior
a ver si veo algo distinto. "

Así, este topo que jamás
vio más allá de sus narices,
que conoció, todo lo más,
una patata y tres lombrices,
diciendo "chao, hay que vivir"
a su mundillo subterráneo
salió dispuesto a descubrir
de nuevo el mar Mediterráneo.

Acababa de anochecer
cuando emergió de su recinto
y había que reconocer
que aquello no era muy distinto.
Y, sin embargo, al animal
le pareció tan deslumbrante,
que le irritaba el lagrimal
la luna en su cuarto menguante.

"Yo nunca he visto ni un farol,
yo siempre he estado en la penumbra,
ahora que veo este gran sol
la vista no se me acostumbra",
el topo dijo. Y se volvió
corriendo para su topera
de donde nunca mas salió.
¡Ay, qué vida tan puñetera!

Javier Krahe

martes, marzo 28, 2006

Arte prematuro

Clicad sobre el dibujo para ampliarlo


Esta pequeña obra de arte fue engendrada por la inteligente, apasionada, compleja y turbia mente de Sandra Robles, allá por el año 2000, cuando contaba tan sólo con once años.
Tiene un halo onírico, que roza la pura pesadilla, pero también ese aire de extrañeza que son propios de las vidas apacibles penetradas por lo inusual, una especie de ruptura y fragmentación de la realidad cotidiana, causada por la naturaleza misteriosa de "la noche", que va de la mano con seres y sucesos imposibles bajo el gobierno del sol. A la par, encontramos un suave y vital lirismo que aligera la tetricidad del tema. Así queda un dibujo cargado de preguntas, con cierta inocencia infantil, acerca de los más oscuros secretos que rodean las vidas humanas; una especie de reflexión sobre la naturaleza misma del misterio, y como consecuencia, del miedo y la curiosidad que provoca al irrumpir en la tranquilidad y calidez del aislamiento cotidiano.
Juzguen ustedes mismos.

martes, marzo 21, 2006

viernes, marzo 17, 2006

Mi reino por una cabeza

"Hielo en una bolsa, evitan el olor de la putrefacción,/ la cabeza de mi amigo nunca tuvo educación."




Quiero la cabeza de Alfredo García (Bring me the head of Alfredo García, 1974), de Sam Peckinpah

Los ilustrativos versos con que he comenzado esta humilde revisión fílmica, pertenecen a una canción de los inclasificables Def Con Dos, cuyo título coincide, no arbitrariamente, con el título de la película que nos ocupa.
Para quienes me conocen lo suficiente no será un secreto, los demás se enterarán ahora: siento una debilidad muy especial por el cine de Sam Peckinpah. Su universo decrépito, ultra-materialista y autodestructivo, síntomas del nihilismo llevado a sus últimas consecuencias, se contrapone en sus películas con uno o varios personajes que podríamos llamar perdedores, almas vencidas, "loosers", completos antihéroes. Estos seres malviven en el sórdido mundo que les ha tocado vivir: a menudo, son viejos o jóvenes pistoleros, que, con abundante cargas de nostalgia, se dan cuenta de que al "far west" le está llegando su hora, que los valores de dignidad y lealtad sobre los que construyeron sus vidas están derrumbándose; normalmente, esos pistoleros no son grandes personas, en el término estricto de la palabra (olvidemos el caso de Duelo en la alta sierra), son bandoleros, asesinos a sueldo, hombres violentos; a menudo, sentimos cariño, piedad y nos identificamos con esas víctimas del tiempo, vagabundos en el crepúsculo. Porque son gente derrotada desde el principio, son los inadaptados, los perseguidos, son aquellos cuya única vía de existencia posible es tomar las armas y abrir fuego mientras, poco a poco, van sintiéndose acorralados por un mundo que deja de ser el suyo al ritmo de la locomotora.
A veces, los mundos que contrapone Peckinpah no son el Viejo Oeste y el advenimiento del orden contemporáneo. Éste es el caso de Quiero la cabeza de Alfredo García, en que la antaño tranquila vida fronteriza va convirtiéndose en un infierno poco a poco.
Bennie es un pianista en un decadente antro situado en la parte mexicana de la frontera con Estados Unidos. Cansado de esa vida de derrotas, un día ve la oportunidad de ganar dinero fácil, tomando para unos hombres misteriosos el cráneo del manido Alfredo García. Así comienza su ¿aventura?, en la que lo acompaña su novia, cargada de sueños, de la esperanza de una vida mejor, lejos de la ruina que siempre ha parecido perseguirle. Sin atenerse a ningún tipo de valor, decide ir a buscar a ese tal García, hacerse con su cabeza de una vez y tornar reales sus proyectos.
Pero nada es tan fácil como parece. La hija adolescente de un cacique mexicano se quedó embarazada de García, y quienes le encargan la misión a Bennie no son sino muchos de los hombres que están tras la millonaria semi-esfera.
Así, mezclando la road-movie con el thriller, Peckinpah nos lleva de viaje por el sombrío Hades de la naturaleza huamana. Presenciaremos una exhumación, numerosos tiroteos, una historia de amor entre dos almas al borde del abismo, explosiones de violencia -nunca gratuita- al más puro estilo "Bloody Sam".
Sin embargo, como en casi cualquier película de este director, el personaje, cuando ya ha perdido lo poco que le quedaba (el único amor de su vida), se convierte en una especie de sombra que se condena a sí misma a la inmolación, pero a su vez, a la redención. El film, de imágenes sucias, cuerpos sudorosos, polvo, sangre seca e ándose en su segunda mitad cada vez más paranoico, hasta llegar al punto de que veremos a nuestro protagonista tener largos monólogos con la cabeza putrefacta, que se convertirá en un símbolo de sus pecados pero también en la concienciación de la dignidad necesitada por los hombres, convirtiéndose en el único, y último, amigo de nuestro desgraciado héroe .
Y es Alfredo García, personaje que nunca aparece (vivo), el máximo exponente del mundo porque el que ruedan los protagonistas: un hombre que proviene de un pueblo del México ancestral, pero que no ha podido evitar codearse con caciques y sus hijas, hinchar su vida a tequila y obtener una muerte tosca y degradante: nada más ni nada menos que una representación del mundo infecto en que vivimos.
El resultado final es una película trágica, pesimista, abundante en escenas y diálogos difíciles de olvidar, ya sea por el lirismo suave o violento (depende de la ocasión) con que el maestra Peckinpah sabe impregnar su cine. No le faltan instantes enfermizos, ni un ocasional humor malsano y amargo. Y luego está, por supuesto, Warren Oates, impresionante como nunca, acompañado de la tristemente célebre Isela Vega, que esta vez consigue estar conmovedora (digo "tristemente" porque la fama le vino de la mano de sus destetamientos en películas que prefiero no mencionar, propias de la oscuridad artística de esa época que conocemos como Transición).
Un breve apunte sobre el mito de la misoginia del director: existe en el film una escena bastante controvertida. Un macarra va a abusar de Isela Vega, pero se da cuenta que no puede y se retira. Sorprendentemente, esta le sigue y le pide, por favor, que lo haga. Esto ha sido interpretada de muchas maneras, especialmente "son todas unas putas". El caso es que yo no lo veo así. El papel de Isela es el de una santa en la indigencia, una mujer de piedad y amor infinitos. ¿Por qué hacer algo así? Yo creo que ella siente pena de aquel violador frustrado, y su ambigua reacción no es más que un acto de misericordia. Luego, la escenita en que la mujer de Dustin Hoffmann disfruta al ser violada en Perros de paja, esa, ya es otra historia... .
En resumen: mafiosos cabreados, mocitas embarazadas, perdedores, tiros, suciedad, sudor, alcohol, violación de rituales ancestrales, ladillas, delirios diversos, derrapes, desiertos, nihilismo, pesimismo, romanticismo, emoción, tragedia, dignidad, lealtad... . Quiero la cabeza de Alfredo García es un film 100% Peckinpah, una obra maestra absoluta de uno de los últimos grandes genios del cine. A pesar de su evidente marginación dentro de la filmografía del director de Grupo salvaje, Pat Garrett & Billy The Kid o Perros de paja, esta es otra entrega de cine único, personal, cinematográficamente magistral (Atención al montaje). Una de las cumbres de un autor que nos brindó, durante unos cuantos años, un puñado de obras maestras hechas con las entrañas. Pocas veces la derrota ha resultado tan poética.