lunes, octubre 30, 2006

Gangs of Boston



The departed (2006), de Martin Scorsese.

Polis que se hacen pasar por mafiosos; mafiosos que se hacen pasar por polis. Mafiosos que se comportan como polis; polis que se comportan como mafiosos. ¡Qué delgada es la línea de la ley, que los separa a los unos de los otros!. Tan increiblemente delgada, que uno a veces se pregunta si existe realmente.

No es ningún secreto, para quienes me conocéis, que adoro a Martin Scorsese. Malas calles, Taxi Driver, Toro salvaje, El rey de la comedia, Casino, Uno de los nuestros y Gangs of New York son películas que tienen un lugar privilegiado en mi memoria. En su cine, encuentro la inconfundible huella del talento y la personalidad aunados. Con su modo de narrar denso pero nunca pesado, y su poderoso y brutal estilo visual, ha hablado mejor que nadie en estos últimos treinta (y pico) años de los turbios años que siguieron a la Guerra de Vietnam, de la soledad, la brutalidad de las ciudades, la derrota, y, por supuesto, de los negocios ilegales en la ciudad de Nueva York.

Infiltrados me gusta mucho. Tal vez muchísimo. La película arranca con un dinámico monólogo que recuerda a los modelos narrativos de Uno de los nuestros, y sobre todo, a Casino. Un cruel e inteligente capo, Frank Costello (el mismísimo Jack Nicholson), le narra a un fascinado niño la situación de las bandas de la ciudad. En un par de frases, Costello resume el sentido de la película: "De pequeños nos decían que podíamos ser policías o delincuentes. Pero cuando tienes ante ti una pistola cargada, ¿cuál es la diferencia?".
A los cinco minutos de película tiene lugar una elipsis de más de diez años. El niño ahora lleva el rostro de Matt Damon y es un recién graduado policía, que, previsiblemente, sigue tratando con la misma calaña de su infancia: Jack Nicholson le felicita como si fuera un hijo. Mientras asciende en la jerarquía policial a paso de gigante, un joven cadete de la misma edad (Leonardo Di Caprio), es sopesado por las fuerzas de la ley como su mejor baza para acabar con el intocable Frank Costello, rey de los negocios ilegales de Boston. Por el pasado delictivo de casi toda su familia, es presionado, casi obligado, a infiltrarse entre las filas de Costello y actuar como confidente de la policía. Así, será expulsado aparentemente del cuerpo por un falso delito de agresión y llevado a la cárcel durante unas semanas, primer paso en el proceso de infiltración.
Han pasado quince minutos de película. Las piezas están ya sobre el tablero. Es entonces cuando nos sorprende el rótulo que reza INFILTRADOS.
A partir de ese momento, la trama empieza a desarrollarse, laberíntica, intrincada, inescrutable y apasionante, fruto de uno de los mejores guiones escritos en el recién estrenado siglo. La vida de los dos topos se aproxima hasta el punto de que, sin saberlo, comparten a la misma mujer. Un rumbo inexorable conduce a la fatalidad.
La narración es densa, frenética, absorbente: Scorsese mueve las piezas del tablero llevándonos a los límites de la tensión. Visualmente es bestial, apabullante, recupera el poderío visual de las mejores películas del director, y lo adereza todo con una potente banda sonora.
Las sorpresas y sobresaltos son continuos, desde el arranque hasta el penúltimo plano.
No escasean los momentos para reírnos con malicia de los personajes.

¿Es, pues, Infiltrados la obra maestra absoluta de la que tanto se habla, dignísima sucesora de Casino y Uno de los nuestros?. No, en mi opinión. Es una película que atrapa, entretenidísima, redonda. Pero hay detalles que me decepcionan o me mosquean.











En primer lugar, que la violencia, en algunos momentos, sea burda, hueca, esperpéntica. ¿Dónde está ese Scorsese que le daba a cada derramamiento de sangre un regusto sórdido, a la par que sarcástico por la impudicia con que eran cometidos los crímenes?. Gracias a los cielos, hay ecos de ese Marty, el que más me gusta: la aparición repentina de un Jack Nicholson empapado en sangre ajena; la paliza en la tienda de comestibles; el doloroso cacheo que le hacen a Leonardo Di Caprio en su primer encuentro con Costello.

En segundo lugar, que echo de menos cierta profundidad, en todos los sentidos, pero especialmente en los personajes. Exceptuando el de Leo Di Caprio (cuyas motivaciones quedan bien claras), de los otros se nos dicen cuatro cosas que terminan por ser meros apuntes a pie de página. Y sobre la complejidad que acostumbran a tener los tejes y manejes de la mafia en las películas de este señor, ni hablar. Ná de ná. Las relaciones entre los personajes están muy bien en cuanto que atienden a los intereses del guión, que son muy claros. El problema son las (escasas, por suerte) situaciones en que sí se trata de dar profundidad.
¿Dónde está el viejo Martin, eterno buceador de los abismos más sombríos y complejos de América?.

En tercer y último lugar, hacia el tramo final hay un par de giros forzados y un poco traídos por los pelos. Pero no voy a comentarlos aquí, no vaya a fastidiarle la película a los que no la hayais visto.

Por otro lado, el reparto es acertado, y hasta actores mediocres como Alec Baldwin, Mark Whalberg o Matt Damon dan el pego. Leonardo Di Caprio, muy bien, como cabía esperar, y Jack Nicholson sobreactuado, extremadamente histriónico, y, por supuesto, difícil de olvidar. Hay ciertos actores que deben ser domesticados por el director, so peligro de pasarse de rosca a lo bestia. Eso le ocurre al gran Jack Nicholson, y Scorsese ha preferido dejarle libre. Muchos dicen que está cargante e insoportable, pero para mí su caracterización es memorable. Cómo habla, cómo mira, cómo se mueve: le da vida a ese hijo de puta que interpreta.
En resumen, que Martin Scorsese ha vuelto a su amado cine de gangs muy en forma. Infiltrados es una película sombría, violenta, sin concesiones de ningún tipo, con un omnipresente humor negro y un inteligente sentido de la ironía. Es difícil no dejarse llevar por este tenso juego de cajas chinas, tan magistralmente dirigido, narrado y escrito. Brillante Scorsese.


PD: Aprovecho para recomendar Hijos de los hombres y El laberinto del fauno, ambas excelentes. Si no las disfrutais, os doy los 7 euros de la entrada.

9 comentarios:

Arkón dijo...

Como que devuelves los 7 €uros? en mi pueblo las entradas valen 5€!! XD

Anónimo dijo...

Comparto la opinión de la peli contigo, Ignacio, aunque hay alguna cosilla con la que no estoy muy de acuerdo...

En primer lugar: ¿Dices que la película no es crítica con Estados Unidos y sus recovecos? Si no te parece bastante desmitificador el modo en que retrata a la policía, poniendola al mismo nivel o peor que a los criminales, ya me dirás, porque a mi, en ese sentido, si que me parece que la película es arriesgada e incómoda, y por eso mismo estoy casi al 100% seguro de que a Martin no le van a dar el oscar, como muchos críticos habían pronosticado...

La otra cosa que no comparto es lo de que la violencia resulta hueca y esperpéntica. Vale que no resulta tan impactante como la de Taxi Driver o Casino (tremenda escena la de la muerte de Joe Pesci en esta última), pero aun así me parece que la peli es bastante dura: recordar el momento en que a Di Caprio le "registran" la escayola, o cuando tiran a Martin Sheen del tejado, momentos, a mi parecer, nada agradables, aunque no deja de ser mi opinión.

De todos modos, la peli me encantó, y ya tengo ganas de volver a verla.

P.D: ¿Qué caro tenéis el cine en Madrid, no?

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Hola David.
No he dicho que la película no sea crítica. Creo que es lo suficientemente turbia, como en una de las primeras frases de mi crónica pretendo expresar ("¡Qué delgada es la línea de la ley, que los separa a los unos de los otros! Tan increiblemente delgada, que a veces uno se pregunta si realmente existe"). Pero no veo al Scorsese denso y complejo en ideas de Uno de los nuestros, película que habla inmejorablemente de la traición y otros (d)efectos humanos.
Sobre la violencia, pues estoy de acuerdo contigo. De hecho, mencioné esa escena en que "registran" a Leonardo Di Caprio y le parten la escayola del brazo. A mí también me impactó muchísimo. O cuando aparece Nicholson con la camisa empapada de sangre. Pero, en cambio, la muerte del propio Costello resulta ridículamente exagerada, hueca.
De todas maneras, ya te digo que me encanta. La peli tiene su miga, sí, hay cosas en las que no había reparado hasta reflexionar bien sobre ella.
Pero no me niegues que la implicación de Martin con sus personajes es absolutamente nula. Y eso es lo que más me cabrea.
Venga, saludos, y gracias por escribir.

Horrorscope dijo...

Esperaré a echarla el ojo.

Anónimo dijo...

Y a ti gracias por contestarme.

Quizás debería volver a ver Uno de los Nuestros, pero la verdad es que no la recuerdo como una película muy compleja y densa en ideas. Es una buena historia cojonudamente escrita y rodada, y por eso me gusta tanto, pero no me parece un tratado sobre el comportamiento humano y sus defectos (aunque repito que debería volver a verla en breve).

En una cosa si que tienes toda la razón: empatizas mucho más con los personajes de Uno de los Nuestros que con los de Infiltrados. En el caso de la primera todos los personajes (a pesar de ser unos cabrones) te caen muy bien y te da pena verlos caer uno a uno, cosa que no pasa en la segunda (quizás exceptuando al personaje de Leonardo Di Caprio).

Sobre la escena que comentas de la muerte de Jack Nicholson también estoy de acuerdo. Casi parece hecha de coña. Pero de todos modos la violencia de este film me impactó mucho.

Por cierto, creo que mi blog vuelve a funcionar correctamente. Si quieres, intenta dejarme un mensaje en la última entrada que puse. Saludos.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Hombre, yo no he dicho que sea un tratado de conducta humana, ni falta que le hace.
Pero sí me parece una película que habla del poder, la traición, la corrupción y la barrera invisible entre lealtad y deslealtad como pocas veces se ha hablado. Y si además, le unimos el hecho de que sea una película maravillosamente escrita, dirigida y musicada, como tú mismo has apuntado, pues tenemos todos los ingredientes para estar hablando de una obra maestra.
Intentaré meterme en tu Blog ahora mismo.
Cuídate, David.

Anónimo dijo...

Hola. Es un tanto peculiar que salga el título de la peli después de quince minutos de metraje, ¡menuda introducción!. Otra cosa, parece ser, Igna, que la peli del aviador, tampoco te fascinó como otras de Scorsese. Se podría de ducir de esto que el director, ya no es el mismo de antes, ¿piensas que ha decaído?

Fiodor M. Dostoievski dijo...

A mí me da la sensación de que Scorsese, desde que hizo El cabo del miedo en 1990, ha intentado hacer un cine más heterogéneo, que casara de algún modo con lo comercial y vendible, pero sin abandonar su inconfundible manera de hacer las cosas.
Hay quizás excepciones, como Casino o Uno de los nuestros, películas intemporales y fuera de cualquier moda posible.
Pero luego están Gangs of New York, Kundun, El aviador... . Con resultados desiguales, en todas ellas se nota que Marty busca cierta aceptación dentro de la industria americana.
Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias. Un beso.