"Los hombres que caminan sobre la cola del tigre" (1945), de Akira Kurosawa.
Parece ser que a los norteamericanos no les gustó mucho que, poco antes de su entrada en Japón, Kurosawa rodara esta pacifista película de aventuras donde la única manera de superar las adversidades es destruir las jerarquías sociales y apostar por el ingenio en lugar de la lucha.
No es éste uno de los grandes films de Kurosawa, si bien resulta muy interesante de ver (más para los que, como yo, tienen al autor japonés en un altar) y sumamente divertido en sus escasossesenta minutos de duración.
La película narra la historia de un samurai fugitivo, que, junto a sus guardaespaldas, se disfraza de monje para poder pasar la frontera, custodiada por los hombres de un Señor enemigo, que es su propio hermano. Será un porteador, rechazado por los hombres al ser de una clase social inferior, quien les ayude y de información sobre su difícil situación.
A pesar de estar basada en una obra kabuki medieval, la película mantiene un montón de connotaciones políticas aludiendo a la situación japonesa (y mundial) del momento. En principio, se enuncia la supresión de las jerarquía medieval como único método de "victoria" en los objetivos de los personajes, y el camino de la inteligencia, del engaño, pero sobre todo, de evitar confrontamientos violentos y sangre derramada gratuitamente como la forma, quizás más complicada, pero al fin y al cabo la mejor para superar los peligros que la vida impone.
El film está dirigido magistralmente, y la historia está muy bien llevada, dividida en tres marcadas partes: el plan de los guerreros antes de llegar a la barrera, todo lo que en ésta sucede y la conclusión. De las tres, la más lograda es la segunda, donde Kurosawa demuestra su destreza para crear tensión y utilizar notablemente el montaje.
Sobre los personajes, cada uno de ellos representa una manera de hacer las cosas y una forma de pensar. Algunos apenas tienen protagonismo, pero los debates entre otros de ellos son importantes. Destaca, también, la visión del director sobre la importancia del compañerismo.
El porteador, interpretado por un actor cómico de la época (una especie de cantinflas japonés) le añade el toque humorístico a la obra, componiendo un personaje divertido pero a la vez esencial para el desarrollo de ésta.
Hay unas cuantas canciones que, sacadas directamente de la obra de kabuki original, ilustran los diferentes pasajes de la película, enriqueciendo el visionado del film.
En resumen, una película entretenida, amena, bien filmada, narrada y ciertamente profunda. No es de lo mejor de Kurosawa, pero su visionado resulta muy agradable.
domingo, enero 29, 2006
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2 comentarios:
Anoto.
No he visto la película , pero lo que propone Kurosawa no disiente para nada de mi pensamiento .
NORBOSKOSO_OSCILANTE
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