La vida privada de Sherlock Holmes (1970), de Billy Wilder.
Es Billy Wilder, uno de los pocos directores -y guionistas- de mi podium personal de los cuales sólo he podido visionar unas pocas películas. Pero la calidad de éstas, el que en algunos casos hayan pasado a estar entre mis favoritas, mi completa identificación con sus personajes y lo efectivo de su sentido del humor creo que justifican el hecho completamente.
Entre mis cinco películas favoritas está El apartamento (1960), aquella ácida y duramente crítica comedia atravesada por una hermosísima y liberadora historia de amor y redención. Es una película que veo siempre que, por una razón u otra, me siento moralmente "chafado". Después está la caótica, frenética y corrosiva Uno, dos, tres (1961) donde el capitalismo y el comunismo son puestos en tela de juicio por el autor y donde el amor vuelve a triunfar, más allá de ideologías políticas. Con faldas y a lo loco (1959) es una de las comedias más divertidas que jamás hechas, tachada de "ligera" y "vacua", bajo esa aparente amenidad se esconde una feroz crítica social y de nuevo el tema de la redención de uno de sus personajes mediante el amor...y la condena del otro por culpa de su estupidez. De nuevo ferozmente satírico, Wilder dibuja y desdibuja el matrimonio en su admirable La tentación vive arriba ( ), que si bien no llega al nivel de obra maestra, logra brindarnos una irónica reflexión acerca del aburguesamiento moral y la represión de los instintos amorosos.
Y ayer, por fin, pude hacerme con otra de sus películas, protagonizado, además, por dos de mis personajes literarios más apreciados : El detective Sherlock Holmes y su inseparable amigo el Dr. Watson.
La vida privada de Sherlock Holmes es la desmitificación absoluta del héroe de Conan Doyle : el caballeroso, bondadoso, inteligente y amable detective se nos presenta como un hombre mezquino, manipulador, vanidoso (aunque este rasgo ya lo dejó entrever el escritor británico) y misógino ; en los primeros minutos, ya se derrumban varios de los tópicos de personaje (su incontestable longitud y su cariño por la vestimenta que le caracteriza) y más que nunca se resalta su problema con la cocaína.
El film arranca como una nostálgica pero descacharrante comedia, donde la dudosa moralidad de ambos ¿héroes? dan lugar a extravagantes escenas. Y de nuevo, ayudan los diálogos del maestro Wilder, con su ironía y su dura incisión ética. Entonces la película avanza un poco. Y aparece una bella y amnésica galesa. Y una intriga policíaca de nivel intercontinental. Y una callada historia de amor en el corazón de nuestro protagonista. Y todo concluye en uno de los finales más tristes que haya podido ver en pantalla.
Entonces, es posible que nos mareemos, y digamos comprensiblemente : ¿qué coño es esto?. O bien permanezcamos, con alguna lágrima asomando en nuestros ojos, hasta el final de los créditos y aún el siguiente día, su singular tristeza continúe reposada tenuemente en nuestras entrañas. Ese fue mi caso.
¿Qué ha hecho que La vida privada de Sherlock Holmes sea un casi absoluto fracaso entre la crítica de la época (y parte de la actual) y una considerable cantidad de público? Creo que, precisamente, su carácter híbrido. Después de haber leido diversos comentarios, antiguos y actuales, sobre la película, me atrevo a asegurar de que no gusta porque la gente no sabe qué sector es más importante, dónde debe esforzar su atención. Las más de las veces, les decepciona la intriga policíaca ; otras, simplemente, creen que es una película fallida en su mezcla de géneros cuyo resultado final deja mucho que desear. Yo defiendo con arrogancia que La vida privada de Sherlock Holmes es puro romanticismo... Que el centro de la obra es la transformación que sufre nuestro mezquino héroe ante la aparición de una mujer en su vida. De cómo el caballeroso Doctor Watson deja entrever un carácter machista y cobarde, y el frío y misógino protagonista se lanza al fracaso de una engañosa aventura porque, aunque lo calle, se ha enamorado.
La intriga no es más que un Mcguffin, una excusa de Wilder para hablarnos de ese hombre aburrido y amargo, que por una vez en su vida siente vibrar su corazón.
Aunque, es indiscutible coincidir con sus detractores en que es una película extraña, rarísima, a pesar de tocar muchas de las constantes del director, pues su forma de hacerlo no es, digamos, la convencional : la mezcla de su carga cómica con la vertiente melancólica, el hecho de que la intriga (por una vez en una ventura del personaje) no sea tan importante como su relación con la bella galesa amenésica, el aire desmitificador y nostálgico que rodea la película y sobre todo, la introducción de elementos de crítica social y política, el hecho de que ningún, ningún personaje del film este libre de pecado ; pero, sobre todo, que ese cambio de actitud en el maquiavélico y sórdido detective no le lleve a ninguna parte, que todo concluya como un doloroso engaño, que la redención que le ofrecía el amor se esfume de sus manos, que al final sólo le quede la cocaína, que su amigo ya no se molestará en esconderle. Y los violines de Miklós Rózsa, que atenazan el alma del espectador.
Técnicamente, el film es prodigioso : magníficamente dirigido, visualmente poderoso, hábilmente narrado y con una delicada fotografía de un poder ambientativo impresionante. La actuación de Robert Stephens al principio no acababa de convencerme, pero eso me sucede porque soy un iluso amante del personaje y su desmitificación en un primer momento me resultó extraña. Colin Blakely, genial.
Está claro que destacaría como La Escena de La Película aquel amargo final en que Holmes, triste, le pregunta a su amigo "¿dónde está?", y éste, sin resistencia, le entrega la sombría jeringuilla que hasta el momento le había escondido. Entonces, entra a su habitación con la droga en la mano, y la cierra. Watson toma papel y comienza a escribir. Y los violines suenan. Y un cartel de The End en letras inconfundiblemente victorianas cierra la película.
Como conslusión, me serviré de críticas que pueden encontrarse fácilmente en Internet :
"Comedia divertida y romántica, llena de diálogos de un humor irónico" (Francisco Marinero: Diario El Mundo)
"Un compendio de la maestría narrativa y visual del realizador (...) Esta obra maestra resultó en su día un fracaso crítico y comerical. Hoy queda como una de las obras más arriesgadas e innovadoras de un cineasta inigualable" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
" Yo amo "La vida privada de Sherlock Holmes". Es rara, es compleja, es trágica. Pobre Holmes, para una puta vez que se enamora, le estafan. Sólo le quedará la cocaína, y Watson ni siquiera intentará impedírselo. El violín de Miklos Rozsa en esta película siempre me hace llorar (...) Es una película muy triste, imperfecta, recortada, hermosa " (Carlos Boyero : Diario El Mundo)
Es Billy Wilder, uno de los pocos directores -y guionistas- de mi podium personal de los cuales sólo he podido visionar unas pocas películas. Pero la calidad de éstas, el que en algunos casos hayan pasado a estar entre mis favoritas, mi completa identificación con sus personajes y lo efectivo de su sentido del humor creo que justifican el hecho completamente.
Entre mis cinco películas favoritas está El apartamento (1960), aquella ácida y duramente crítica comedia atravesada por una hermosísima y liberadora historia de amor y redención. Es una película que veo siempre que, por una razón u otra, me siento moralmente "chafado". Después está la caótica, frenética y corrosiva Uno, dos, tres (1961) donde el capitalismo y el comunismo son puestos en tela de juicio por el autor y donde el amor vuelve a triunfar, más allá de ideologías políticas. Con faldas y a lo loco (1959) es una de las comedias más divertidas que jamás hechas, tachada de "ligera" y "vacua", bajo esa aparente amenidad se esconde una feroz crítica social y de nuevo el tema de la redención de uno de sus personajes mediante el amor...y la condena del otro por culpa de su estupidez. De nuevo ferozmente satírico, Wilder dibuja y desdibuja el matrimonio en su admirable La tentación vive arriba ( ), que si bien no llega al nivel de obra maestra, logra brindarnos una irónica reflexión acerca del aburguesamiento moral y la represión de los instintos amorosos.
Y ayer, por fin, pude hacerme con otra de sus películas, protagonizado, además, por dos de mis personajes literarios más apreciados : El detective Sherlock Holmes y su inseparable amigo el Dr. Watson.
La vida privada de Sherlock Holmes es la desmitificación absoluta del héroe de Conan Doyle : el caballeroso, bondadoso, inteligente y amable detective se nos presenta como un hombre mezquino, manipulador, vanidoso (aunque este rasgo ya lo dejó entrever el escritor británico) y misógino ; en los primeros minutos, ya se derrumban varios de los tópicos de personaje (su incontestable longitud y su cariño por la vestimenta que le caracteriza) y más que nunca se resalta su problema con la cocaína.
El film arranca como una nostálgica pero descacharrante comedia, donde la dudosa moralidad de ambos ¿héroes? dan lugar a extravagantes escenas. Y de nuevo, ayudan los diálogos del maestro Wilder, con su ironía y su dura incisión ética. Entonces la película avanza un poco. Y aparece una bella y amnésica galesa. Y una intriga policíaca de nivel intercontinental. Y una callada historia de amor en el corazón de nuestro protagonista. Y todo concluye en uno de los finales más tristes que haya podido ver en pantalla.
Entonces, es posible que nos mareemos, y digamos comprensiblemente : ¿qué coño es esto?. O bien permanezcamos, con alguna lágrima asomando en nuestros ojos, hasta el final de los créditos y aún el siguiente día, su singular tristeza continúe reposada tenuemente en nuestras entrañas. Ese fue mi caso.
¿Qué ha hecho que La vida privada de Sherlock Holmes sea un casi absoluto fracaso entre la crítica de la época (y parte de la actual) y una considerable cantidad de público? Creo que, precisamente, su carácter híbrido. Después de haber leido diversos comentarios, antiguos y actuales, sobre la película, me atrevo a asegurar de que no gusta porque la gente no sabe qué sector es más importante, dónde debe esforzar su atención. Las más de las veces, les decepciona la intriga policíaca ; otras, simplemente, creen que es una película fallida en su mezcla de géneros cuyo resultado final deja mucho que desear. Yo defiendo con arrogancia que La vida privada de Sherlock Holmes es puro romanticismo... Que el centro de la obra es la transformación que sufre nuestro mezquino héroe ante la aparición de una mujer en su vida. De cómo el caballeroso Doctor Watson deja entrever un carácter machista y cobarde, y el frío y misógino protagonista se lanza al fracaso de una engañosa aventura porque, aunque lo calle, se ha enamorado.
La intriga no es más que un Mcguffin, una excusa de Wilder para hablarnos de ese hombre aburrido y amargo, que por una vez en su vida siente vibrar su corazón.
Aunque, es indiscutible coincidir con sus detractores en que es una película extraña, rarísima, a pesar de tocar muchas de las constantes del director, pues su forma de hacerlo no es, digamos, la convencional : la mezcla de su carga cómica con la vertiente melancólica, el hecho de que la intriga (por una vez en una ventura del personaje) no sea tan importante como su relación con la bella galesa amenésica, el aire desmitificador y nostálgico que rodea la película y sobre todo, la introducción de elementos de crítica social y política, el hecho de que ningún, ningún personaje del film este libre de pecado ; pero, sobre todo, que ese cambio de actitud en el maquiavélico y sórdido detective no le lleve a ninguna parte, que todo concluya como un doloroso engaño, que la redención que le ofrecía el amor se esfume de sus manos, que al final sólo le quede la cocaína, que su amigo ya no se molestará en esconderle. Y los violines de Miklós Rózsa, que atenazan el alma del espectador.
Técnicamente, el film es prodigioso : magníficamente dirigido, visualmente poderoso, hábilmente narrado y con una delicada fotografía de un poder ambientativo impresionante. La actuación de Robert Stephens al principio no acababa de convencerme, pero eso me sucede porque soy un iluso amante del personaje y su desmitificación en un primer momento me resultó extraña. Colin Blakely, genial.
Está claro que destacaría como La Escena de La Película aquel amargo final en que Holmes, triste, le pregunta a su amigo "¿dónde está?", y éste, sin resistencia, le entrega la sombría jeringuilla que hasta el momento le había escondido. Entonces, entra a su habitación con la droga en la mano, y la cierra. Watson toma papel y comienza a escribir. Y los violines suenan. Y un cartel de The End en letras inconfundiblemente victorianas cierra la película.
Como conslusión, me serviré de críticas que pueden encontrarse fácilmente en Internet :
"Comedia divertida y romántica, llena de diálogos de un humor irónico" (Francisco Marinero: Diario El Mundo)
"Un compendio de la maestría narrativa y visual del realizador (...) Esta obra maestra resultó en su día un fracaso crítico y comerical. Hoy queda como una de las obras más arriesgadas e innovadoras de un cineasta inigualable" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
" Yo amo "La vida privada de Sherlock Holmes". Es rara, es compleja, es trágica. Pobre Holmes, para una puta vez que se enamora, le estafan. Sólo le quedará la cocaína, y Watson ni siquiera intentará impedírselo. El violín de Miklos Rozsa en esta película siempre me hace llorar (...) Es una película muy triste, imperfecta, recortada, hermosa " (Carlos Boyero : Diario El Mundo)
2 comentarios:
Vaya Sr Yeski, al fin vio La Vida Privada de Sherlock Holmes, y veo que al igual que a mi, tambien le entusiasmo. Se lo dije, es indiscutiblemente deliciosa.
A mí me ciertamente me decepcionó un tanto, probablemente iba haciendome demasiadas espectativas después de haber visto obras de arte tan contundentes como lo son el apartamento o Uno, dos tres y me esperaba algo así y me encontré con algo completamente distinto a lo que me esperaba. Sin embargo me pareció una película muy pero que muy buena, aunque he de reconocer que un poco pesada, tal vez se deba a que no busqué el momento adecuado para verla pero después de leer su reseña pienso darla otra oportunidad.
Saludos, y se agradece volver a leeerle.
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